FELIPE MICHEL

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Por: José Díaz Madrigal

En el invierno de 1940 por el bonito barrio de San José, -el del Charco de la Higuera y del único templo gótico de Colima- nació el primer hijo varón de la familia de doña Herminia y don Jesús; era un niño güero e inquieto que desde la infancia ayudó a los papás trabajando en la tienda de abarrotes que era atendida principalmente por la mamá. Esta actividad familiar, le desarrolló el instinto de comerciante, que fue más tarde lo que lo impulsó a ser un hombre con talento para los negocios.

Felipe de Jesús Michel Ruiz, mejor conocido con el sencillo nombre de Felipe Michel; nació el día de San Felipe, 5 de Febrero del año antes mencionado. Tuvo dos hermanas mayores que él, siendo así, que fue el tercero de una familia de nueve hermanos.

Seguramente debido a las circunstancias de ser los campos colimotes con vocación agrícola -en aquellos tiempos se sembraban grandes extensiones de tierra- Felipe se empezó a especializar en la adquisición de arroz, de productores de la región. Desde muy joven, tal vez a los veinte años, inició en pequeña escala a comprar las cosechas de los arroceros, lo cual una vez cortado, era llevado al molino de Los Gómez Guerra, situado al sur de la ciudad allá por el rumbo del colegio Fray Pedro; en este lugar pagaba la maquila para quitar la cascarilla del grano y aparte se ensacaba para la venta.

Un comerciante honrado y justo, aunado a su don de gente, era natural que se hiciera querer de campesinos y agricultores, a los cuales habilitaba para la siembra; convirtiéndose en pocos años en el mayor comprador de arroz de la región, desplazando a otros compradores tradicionales que tenían más antigüedad, infraestructura y superior solvencia económica.

A mediados de la década de los setenta, construyó el moderno y emblemático molino de arroz, ubicado a corta distancia de la entrada del Rancho de Villa. A partir de esa fecha el éxito de su empresa, fue creciendo exponencialmente, llevando sus productos a distintas ciudades de la República.

Por los años ochenta, se puso de moda en buena parte del Estado de Colima, la siembra de melón para el mercado nacional y del extranjero. Felipe fue de los pioneros en sembrar y tecnificar los campos, en particular la de este cultivo. Para mayor aprovechamiento del agua, contrató a un ingeniero israelí, con el fin de que implementara los últimos avances en la materia, implementando sistemas de riego eficaces, que le permitieron el ahorro del preciado líquido y, de este modo aumentó el área de regadío; además que de esta manera se facilita la aplicación de nutrientes y se tiene mejor control de plagas.

Aproximadamente diez o quince años después, ya en los noventa, entra al repertorio de cultivos la dulce y colorida sandía, de excelencia y calidad de exportación, misma que se sigue produciendo en grandes cantidades, en los bien cuidados campos del Rancho Las Carmelitas.

En cierta ocasión por esos años noventa, platicando con un grupo de amigos acerca de lo exitoso de Felipe, el que esto escribe, les comentaba que si hubiera en el Estado de Colima veinte personas como Felipe Michel; Colima fuera el estado proporcionalmente más próspero y rico de todo México, debido a la gran cantidad de empleos que se generan.

A la par de su triunfo como buen comerciante y agricultor sobresaliente, Felipe fue conocido por su caridad y espíritu generoso (por fortuna esta cualidad ha sido heredada por su hijo Felipe Jr. dando continuidad a las obras de su papá) ayudaba al necesitado desarrollando una labor altruista como pocos en la entidad. Antes de que sufriera un lamentable accidente automovilístico, que lo dejó postrado por muchos años en una silla de ruedas; era común observar largas filas de gente pobre y mayores de edad en condiciones precarias, afuera de sus oficinas solicitando ayuda de Felipe y, claro que los ayudaba.

El día de hoy en la iglesia de San Juan Pablo II, en la misa solemne de 12:30, termina el novenario por el sentido fallecimiento de Felipe Michel. Que sean estás líneas como una sagrada rama de ciprés, para rendir homenaje a un buen hombre, ilustre y distinguido colimote, querido por el pueblo, que con sus propios recursos hizo mucho por la prosperidad y bienestar de Colima.

*Él juzgará a cada uno conforme a sus obras ROMANOS 2:6 🙏🏾*