TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

Siendo alumno de quinto grado, las autoridades de tránsito nos visitaron para invitarnos a ser parte de un programa de Educación Vial. Los sábados por la tarde salíamos a dirigir, el tráfico, acompañados por un agente, y los domingos teníamos paseos y actividades de capacitación. Aún conservo buenos amigos de aquellos años.

Posteriormente me integré a la Cruz Roja de la Juventud, así se llama el comité hasta la fecha y desde entonces he sido voluntario. Desde entonces, pude darme cuenta de la importancia que representaba para nuestra ciudad y estado tener una institución como esta, tener alguien que te cuida, que vela por ti y que, si desgraciadamente te pasa algo, van por ti hasta el lugar más recóndito de nuestro bello Colima.

Primeros auxilios, nudos y amarres, vendajes, rapel, movilización de lesionados, etc. Fueron, por mencionar, solo algunos de los temas que aprendimos en nuestra corta edad. Todos los que participábamos teníamos algo en común, además de nuestro espíritu de servicio. Amor propio y hacia el prójimo. Con verdadero entusiasmo acudíamos al llamado, dos otres servicios al día, implicaban estar preparados, saber qué hacer ante una situación de urgencia. Personas atropelladas por el tren o por un vehículo, accidentes de tránsito con múltiples lesionados, ciudadanos con un padecimiento, rescate de cuerpos en un río, presa, laguna o alberca, gente que cayó a una barranca, desaparecidos en el volcán o en un cerro, etc. La Cruz Roja siempre está presente, acude, atiende, responde y apoya sin distingos.

Hoy la Benemérita Institución tiene seis ambulancias y dos unidades de rescate para el servicio que se brinda en todo el estado. Naturalmente insuficientes, pues solo en Colima, se atienden diariamente más de treinta servicios y muchos de ellos críticos. De ahí la urgente necesidad de que, como sociedad, brindemos nuestro apoyo incondicional a tan indispensable labor.

“Nadie es tan pobre que no pueda ayudar y nadie es tan rico que no pueda necesitarla”, decía el Dr. Enrique de Jesús Rivera Torres. En efecto, nadie estamos exentos de sufrir un accidente o ser víctimas de una circunstancia que afecte nuestra salud y requerir el servicio de la Cruz Roja. Imagine usted amable leyente, que desgraciadamente usted o alguien de su familia tienen necesidad urgente de una ambulancia y cuando llama le dicen, “de momento no tenemos unidades disponibles”. Esa respuesta deja frío a cualquiera, y con razón, pues se trata de vidas humanas que requieren ayuda inmediata. Pues si usted no lo sabe, en la Cruz Roja local solo se tienen dos unidades buenas en servicio.

Aunado a lo anterior, la Cruz Roja atiende en promedio setenta servicios médicos a precios muy bajos, aplican inyecciones, le hacen certificados de salud, curaciones, y cirugías menores. Estudios prenupciales, rayos x, retiro de puntos post operatorios y en una permanente búsqueda para sostenerse, que no debiera, también ofrece cada tres meses servicios de adaptación de lentes a bajo costo. Ya en otra edición le comparto más sobre esta noble institución.

ABUELITAS:

“El arte es peligroso, el arte no es casto; no están hechos para el arte los inocentes ignorantes. El arte que es casto no es arte”. Pablo Picasso, en el cincuenta aniversario de su muerte. Es cuánto.

*Las opiniones expresadas en este texto de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles CN COLIMANOTICIAS.