TONALTEPETL

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Por Gustavo L. Solórzano

“No hay abrazo más sincero que el de un político”. Dicen en los  pequeños grupos que convocan las y los candidatos en nuestro hermoso Colima. “¡Uh! Ese nada más promete, ya fue y nada hizo”. “¡Oila más de lo mismo! Una más, “¡Ese votó en contra de…!” frases como las anteriores y otras que no deseo publicar por ser expresiones con palabras altisonantes, son las que se escuchan, bajitamente,  en algunos reuniones con él o las candidatas. Discreto, desde algún rincón, escucho atentamente y tomo nota.

Estoy convencido de que en varias opciones para el electorado, es necesario votar de manera diferente, muy diferente, es decir, ya no refrendarle la confianza a algunos repetidores. Aquí hago una acotación, como personas, todos los ciudadanos participantes y al margen de las siglas del partido postulante, merecen respeto. Como repetidores, sabemos de su falta de compromiso con la sociedad y su mente olvidadiza, aunado a su falta de respeto para con sus representados. Ya lo he señalado reiteradamente, no atienden a quienes les buscan, se hacen los distraídos cuando alguien se les acerca, mienten, traen a las personas a vuelta y vuelta, y un marcado número de etcéteras.

“La peor cosa es que entre ellos se entienden re bien”, dice un vecino del centro de Colima, en alusión a que entre los candidatos, así lo dice él, existe una comunicación secreta y a sus votantes “les dan atole con el dedo”. Mucho se ha escrito sobre ese tema, no sé si sea verdad, pero no está lejos de serlo. Lo cierto es, que estamos sanamente obligados en este periodo electoral, a escoger desde el conocimiento, a quien le daremos el poder de administrar los bienes de nuestro estado. Necesitamos conocer a las y los postulantes, ¿Quiénes son? ¿Qué proponen? ¿Son gente nueva? ¿Son refritos? ¿Están con la sociedad? Etc.

Si conocemos esa parte de nuestra historia, seguramente no la repetiremos, pues votar nuevamente por alguien que estuvo a favor de intereses de grupo y no de la ciudadanía, sería un error que lamentaremos por años. Solamente un diputado local en Colima, gana sobre 80 mil pesos, más las comisiones y beneficios que le deja su representación popular. El ejemplo anterior, nos permite entender el por qué se pelean por un puestito de esos, entre los partidos mayoritarios. Si el sueldo fuera de un empleado administrativo, pocos serían los que buscarían una curul u otro puesto.

Y claro que desde luego que por supuesto que sí es válido. Todos tenemos derecho a un trabajo digno, lícito y bien remunerado. Lo que no es válido, es engañar al electorado y servirse de un puesto  solamente para bien personal o de grupo y no buscar un bien común. Por eso pienso, ¿con qué cara pedirán el voto aquellos que han traicionado la confianza ciudadana? ¿Que responderán cuando en su cara les digan, usted nunca me atendió cuando yo lo necesité? ¿Me explico? Pocos son, muy pocos, los que tiene  la frente en alto, los que han cumplido, respondiendo a esa cacareada confianza citadina, depositada en ellos.

“Esa candidata”, para no decir nombres, “Me quedó a deber más de cien mil pesos y nunca me pagó”. Señala un compañero de medios, con tristeza, ¿Tú crees que le voy a dar mi voto, si hasta su amistad perdí? Me comenta en tono irónico. En fin.

ABUELITAS:

Nikola Vargova, abogada y maestra en derechos humanos internacionales, continúa recorriendo los domicilios del distrito 7 en Villa de Álvarez. Ha sostenido reuniones con ciudadanos y profesionistas que le han mostrado su respaldo. Una cara nueva, mujer de trabajo y con propuestas claras. Madre, profesionista y defensora de los derechos femeninos, paso a pasito, con recursos humanos y no económicos, viene realizando gestiones en bien de la ciudadanía. Sin duda, una buena opción para el congreso local. Es cuánto.