Un hombre de 10 años

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Por Hermes Nava Aguirre (*)

Hermes Nava era un niño de 10 años de piel morena como la canela, de pelo negro combinante con el color de sus ojos. Nació el 26 de septiembre 1974 en el estado de Zacatecas, desde niño fue una persona preocupada por apoyar a su familia.

Un día como cualquier otro, su padre llegó a casa como habitualmente lo hacía después del trabajo, pero esta vez postraba una cara de decepción y preocupación, Hermes como todos los días corre a saludarlo, pero rápidamente nota en el triste brillo de sus ojos que casi derramaban una lagrima y le preguntó: – ¿qué pasa padre?-, su padre habló con toda la familia y les informó que el magisterio había caído en crisis económica.

Debido a esto la situación económica de la familia se vio afectada y por esto decidieron  poner una lonchería, por el sazón que tenía su madre, el padre de Hermes decidió ponerla en Colima, porque en ese estado tendrían más oportunidades que en Zacatecas.

Hermes, su hermano y su madre partieron rumbo al estado de Colima, donde pusieron su negocio en un local pequeño, contaban con solo 4 o 5 mesas y el fin de la lonchería era darle servicio al barrio, y así fue como comenzó La Preferida.

“Esto era extenuante para mi debido a que yo estudiaba la primaria, de 8 a 1 de la tarde, y saliendo me iba la lonchería a ayudar con la producción, para a las 7 ya tener todo listo para comenzar con el servicio”, dijo Nava, mientras acariciaba su frente con sus manos y le daba un sorbo a su trago.

La lonchería comenzó a funcionar a tal grado que se empezaron a poner loncherías en el barrio, al principio la gente se iba a las otras loncherías, pero al final siempre regresaban, así nació el nombre de “La Preferida”, porque al final de cuentas siempre fue la lonchería preferida del barrio.

Debido a que la situación económica era complicada, Hermes y su hermano todos los veranos trabajaban fuera de la lonchería.

Un verano como cualquier otro al salir el sol, sus iluminativos rayos se reflejaron en el rostro de Hermes y lo despertaron, Hermes despertó a su hermano y se fueron a pedir trabajo. Por circunstancias adversas no consiguieron trabajo, y Hermes le dijo a su mamá: “no conseguí trabajo la situación está muy complicada, me voy a ir a vender tortas”.

Por tal motivo tomó su bicicleta y partió, a la hora exacta en la que el sol se encuentra enfurecido, y arroja hacia la tierra sus rayos de luz caliente, pero esto nunca fue un obstáculo para Hermes por la motivación tan grande de ayudar a sus padres.

Le pregunto: ¿Era fatigante para ti el salir en tu bicicleta a levantar pedidos por las calles, llegaste   hartarte de eso, llego a cruzarse por tu mente el “ya no quiero”, “el ya no puedo”?

“Para nada, jamás cruzaron esas frases por mi mente, era tan satisfactorio tan motivador el poder llevar un peso a casa, y hacerles menos pesada la carga a mis padres, nunca hubo una fatiga, una vergüenza por hacerlo, lo único es que mi infancia si se vio afectada por esto, porque las actividades que realizaba un  niño normal, yo no las podía realizar”, me responde, mientras derrama una lágrima tan pura y clara como el alma de un niño pequeño, por su mejilla y me mira fijamente mientras juega con su cigarro con los dedos.

Un día caluroso como el desierto, Hermes salió con su bicicleta a levantar pedidos, y al no haber levantado ninguno, decidió salir a la avenida san Fernando, su padre y madre le tenían prohibido salir a esa avenida porque era muy transitada, y por su edad era peligroso, pero con la decepción de no haber vendido ninguna torta, Hermes desobedeció esa orden, y sin saberlo tomó rumbo hacia el crecimiento de lo que algún día sería de La Preferida.

Llegó a una farmacia donde le pidieron 2 tortas, y personas del lugar le dijeron que fuera a la Secretaría de Comunicación y Transportes que estaba enfrente de ese lugar. Fue y le encargaron 14 tortas.

“Ese suceso es imborrable de mi mente jamás lo olvidaré fue la clave para que La Preferida llegara a ser lo que es hoy”, expresó Hermes mientras me mira fijamente, y levanta las cejas, a la vez le da una fumada a su cigarrillo y denota un brillo de felicidad en sus ojos.

Después de un tiempo gracias al esfuerzo que hacia Hermes con ayuda de una bicicleta, lograron tener un motocarro en el cual todos los días desde temprano, llevaban 200 tortas, jugos, refrescos y los distribuían por las avenidas San Fernando, De los Maestros, Calzada Galván y otras más.

Esto fue un despegue para La Preferida, hasta llegar a que se comenzaron a poner loncherías por las avenidas.

Para ese entonces Hermes ya tenía una pequeña y vieja motocicleta, y con ayuda económica de sus tíos consiguieron poner línea telefónica, a los 6 meses de comenzar con el servicio a domicilio ya tenían 3 motos nuevas y le daban empleo a 15 personas, esto debido a que las dependencias ya conocían el producto de La Preferida.

“Ahora después de 26 años, ver La Preferida realizada y en una situación económica buena me siento orgullosos, realizado, y que valió la pena todo mi esfuerzo y mi niñez perdida”, expresó Hermes Nava, mientras me muestra una sonrisa de oreja a oreja y sus ojos se llenan de lágrimas como 2 diamantes brillantes.

 

(*) Hermes Nava Aguirre, es estudiante del CBTIS 19 y cursa el segundo semestre de la carrera de Técnico en Medios de Comunicación, entrevista de semblanza, realizada como parte de la materia Redacta Géneros Periodísticos para Medios de Comunicación, impartida por José Edgardo Zamora Ruvalcaba