TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

Resulta que Crispín Solorio Cervantes, Crispo, para los amigos, siendo presidente del patronato de Bomberos Voluntarios de Villa de Álvarez, consiguió un camión de bomberos mediante el apoyo de una universidad extranjera, misma que lo puso a disposición en la línea divisoria. Naturalmente había que cubrir los aranceles, mismos que ascendían a sesenta mil pesitos. Para fortuna de los villalvarenses, Crispín estuvo en una reunión con el gobernador y ahí aprovechó para solicitarle el apoyo económico correspondiente.   Comprometido con la sociedad, el Lic. Silverio Cavazos, accedió a dar el apoyo y fue así como la Villa se hizo de una buena unidad para la atención de incendios.

Cuando el camión llegó a la Villa, Crispín Solorio invitó al gobernador para que él lo entregara. Ya en el cuartel, el ejecutivo estatal conoció los pormenores de la unidad y realizó un recorrido por las instalaciones. Ahí tuvieron tiempo de charlar y el Lic. Silverio le confió a Crispín que cuando era niño había tenido el gusto de ser policía y bombero. El afecto nacido de la amistad y la gratitud por el apoyo brindado, llevaron a Crispín a reaccionar de inmediato, “Yo te puedo hacer bombero ahorita, si gustas”, la respuesta franca del Gobernador también fue inmediata, “lo que tiene de enano lo tiene de echador”, le dijo. Con un tono serio y firme, Crispín le retomó el tema, “¿Bueno, quieres ser bombero sí o no?” el sueño estaba a unos pasos de realizarse, “Si quiero ser bombero”, respondió emocionado el gobernador Cavazos.

Quiero mencionar que, a Crispín Solorio Cervantes, también le tocó gestionar lo necesario para que se construyera el cuartel de bomberos de la Villa, con apoyo de una familia empresaria de abolengo en nuestra ciudad.

Regresando con el tema inicial, Crispín instruyó al comandante para que trajera un chaquetón nuevo y un casco para el gobernador, cuando ya estaba vestido, Solorio Cervantes llamó al chofer Lorenzo, “Lencho, súbelo al camión y enséñale a manejarlo totalmente”. Diez minutos mas tarde el gobernador “estaba listo”, afuera estaban los demás invitados, “políticos, los integrantes del cabildo, etc.” Cuando Crispín les informó que el gobernador iba a manejar el camión, los tránsitos rápidamente bloquearon el tráfico para que el gobernador sacara la unidad.  “sacó el camión le dio una vuelta a la glorieta, se picó, le dio otra vuelta y lo metió”.

Con la nostalgia reflejada en su rostro al recordar al amigo y la emoción de servir a la sociedad, Crispín agregó, “cuando se bajó del camión le temblaban las piernitas como si fueran de chicle”. El gobernador le habría comentado al final de la breve ruta, “este es otro cuete manejar estos carros, es otra cosa.”

En algún momento previo, el comandante le dijo al gobernador que Crispín tenía un camioncito a escala y  le sugirió que se lo enseñara.

Ya para despedirse, el gobernador le dijo a Crispín ¿Cuándo paso por mi camión? Un poco sorprendido Crispín le respondió, “Cuando gustes, ahí lo tengo en mi taller.”

Un día, varias unidades oficiales se detuvieron frente al taller de Crispín y llegó el gobernador Silverio Cavazos, por el camioncito. Después de verlo funcionar, argumentó, ante el ofrecimiento de que se lo llevara, que no lo haría porque iba a una Reunión a Minatitlán y no quería que se estropeara. Varias veces regresó, tan solo para saludar y verlo en marcha.

ABUELITAS:

¿Le ha pasado que algún negocio le quiere cobrar comisión por el pago con tarjeta? Bueno, pues entérese, no es legal y usted puede, según la condusef y la procuraduría federal del consumidor, acudir a poner su queja ante el banco correspondiente. Es cuánto.