A grandes males, grandes remedios

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Por: Jonás Larios Deniz*

Sabido es que Colima es un estado conservador, con un grave índice de violencia intrafamiliar; particularmente hacia las mujeres. Violencia que ejercen los hombres y otras mujeres. También queda claro que el bullying escolar es un problema que intenta ser atajado con leyes y reglamentos; sin embargo, en ellos se responsabiliza a los que trabajamos en las escuelas. En gran medida se supedita la resolución del problema a la vigilancia de las conductas de las niñas, niños y adolescentes dentro de la institución educativa y áreas perimetrales. No obstante, no hay todavía leyes que impidan tener hijos a los hombres y mujeres no habilitados para ello. Nadie vigila la capacidad económica, psicológica, moral o social de las personas que deciden ser padres y madres. Tampoco se acude al interior de las viviendas a re-educar para modificar las prácticas machistas de casi todos los miembros de casi todas las familias de Colima y de México. No es posible hacerlo porque es un espacio privado.

Ahora bien, en Colima se han hecho esfuerzos para combatir y prevenir la violencia intrafamiliar, escolar y social, a través de programas que con incipiente éxito se van posicionando en la conciencia colectiva de los colimenses. Los enuncio a continuación: Grupos de Reflexión Masculina del Consejo Estatal para la Prevención y Atención de la Violencia Intrafamiliar (CEPAVI), Programa Nacional de Escuela Segura del Gobierno Federal, Programa Psicólogo en Línea de la Secretaría de Educación del Estado de Colima, Centro de Justicia para Mujeres del Gobierno Federal a través de la Procuraduría General del Estado de Colima, Programa Inclusión y Atención a la Diversidad Social (grupos LGBTTTI y Culturas urbanas juveniles) de la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno del Estado de Colima, las acciones afirmativas del Centro de Apoyo a la Mujer Griselda Álvarez A. C. y del Instituto Colimense de las Mujeres entre otros. Hay un elemento común en todas estas vías de atención, que en mi opinión es toral para la recuperación de la salud social: la Psicología. El trabajo de las y los psicólogos es fundamental para generar responsabilidad en las emociones que amenazan los valores universales.

Creo en la Psicología; aunque debo confesar que también creo en la oración, en la meditación y en la bendición que me da mi mamá cada día, cuando la llamo por teléfono o cuando la visito, me dice: ¡Que la virgen te cuide!

A propósito, es importante destacar que en reunión con el Gobernador del estado, Mario Anguiano Moreno, la subsecretaria de Educación Básica del Gobierno de la República, Alba Martínez pidió a Anguiano Moreno su permiso para presentar el Programa Psicólogo en línea en una reunión nacional con el secretario de Educación, Emilio Chuayffet.

Los psicólogos no son para los locos, son para todas y todos los que estamos emocionalmente lastimados. ¡Vamos al psicólogo! De uno por uno, en parejas, con los hijos, en la escuela, en las enfermedades, en las tristezas, en las distintas formas de duelo. A grandes males, grandes remedios.

 

* Profesor-investigador de la Universidad de Colima