Dictadura imperfecta

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Por: Francisco Pérez Medina.

Durante el periodo que gobernó el partido hegemónico (PRI) nuestro país, fue bautizado por el premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, de esta manera al ser un sistema de gobierno alterno durante una entrevista describiéndola como una “dictadura perfecta”; lo hizo porque consideraba atributos propios de un sistema que funcionó y generó estabilidad durante un largo periodo a costa de excesos y abusos de quienes ostentaron el poder.

La lucha por desterrar y erradicar los errores y concentración de quienes gobernaron fue larga e implicó muchos ajustes al sistema desde los espacios académicos, con movilizaciones de ciudadanos y de conciencias, con participación trascendente de los partidos políticos de oposición y, sin alternativa de sostenerse, del otrora hegemónico.

Así, se fue gestando la consolidación de la democracia con la creación de instituciones que garantizaran elecciones con igualdad y competitividad, obligando a las instituciones a transparentar el manejo de los recursos públicos,  a organismos con independencia que pudieran ejercer su labor sin la directriz ni tutela del poder ejecutivo, la vigilancia y promoción de la defensa de los derechos de los ciudadanos, otros que vigilarían evitar monopolios, buscando, sobre todo, no depender de la voluntad de funcionarios ni de un periodo de gobierno.

Con estas instituciones se fue terminando un largo periodo con elementos favorables para los ciudadanos: la alternancia en el poder. Primero fue en el estado de Baja California, luego Jalisco, después en el Distrito Federal (hoy ciudad de México) y, finalmente, en el 2000 con un presidente emanado de la oposición. Desde esa fecha, hasta nuestros días, tres partidos distintos han gobernado la nación: dos ocasiones el PAN, una con el retorno del PRI y, actualmente, con Morena – una fusión de ambos combinado con lo que fue el PRD.

La alternancia ha sido insuficiente para alcanzar mejores condiciones como nación, pero es preferible ésta a regresar a los tiempos en que no había opción. Con dos años en el poder, el gobierno actual ha intentado, desde su inicio, destruir lo que décadas tomó hacer realidad, con un estilo muy parecido a lo que la sociedad expulsó y que vino a aparecer de nueva cuenta con una narrativa que, al principio, gustó, pero que luego ha venido causando, primero, sorpresa, luego reflexión y, finalmente, temor a regresar a los tiempos en que el partido en el poder carece de capacidad de reconocer sus errores, castigar los excesos de sus funcionarios y militantes, erradicar la corrupción del pasado y del presente, de ser sensible a las necesidades y tener empatía, de darse cuenta de que “no mentir, no traicionar y no robar” fue solo un cuento interpretado por un viejo lobo disfrazado de oveja.

Las antes benditas redes sociales, el malestar, la decepción y el ánimo de no entregar un cheque en blanco al poder en turno, significa que la dictadura que intentan instaurar no será tal. Si el ciudadano se anima a votar quedará solo como el tiempo soñado de una dictadura imperfecta.

Salida

1.- La siguiente semana será el debate de los candidatos y candidatas a gobernar nuestro querido estado. Será una oportunidad valiosa de contrastar quién está preparado para el cargo y quién, definitivamente, no. No se pierda, estimado lector, la oportunidad de decidir su voto por la mejor opción.

2.- En Manzanillo, sucedió algo que puede ser el punto de inflexión para la elección. Una candidata apoyando a un partido al que, con menor fuerza, representa en su coalición. Seguramente sus asesores ponderaron y valoraron tal determinación; debieron valorar lo que en política sucede: hay sumas que restan y restas que suman.

3.- Parece que el partido en el poder federal no ha logrado comprender el rechazo hacia los excesos ni el porqué la sociedad les otorgó su confianza. Una “Torita” como candidata (nepotismo), una tragedia en el metro  con 26 muertos y decenas de heridos (corrupción), un precio excesivo los precios de la canasta básica (inflación), un festejo del día de las madres sin recibir a aquellas que viven el dolor de sus hijos desaparecidos (insensibilidad ni empatía) y un presidente comiendo garnachas (ni los veo ni los oigo versión 4t).