CULTURALIA

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TAMBIÉN DE LO BUENO HAY QUE HABLAR

“Los hombres, cuando reciben un mal,

lo escriben en mármol,

mas si se trata de un bien, lo hacen en arena”

Proverbio Árabe

Por: Noé Guerra

Teniendo como únicos antecedentes por su cercana temporalidad y propósitos, más no por sus alcances, el denominado Festival Internacional del Volcán, encuentra su más antiguo referente en la primera Feria oficialmente autorizada conforme al decreto expedido por el Soberano Congreso de la República el 21 de abril de 1826, en el que se otorgaba permiso para que Colima tuviera su propia feria y que ésta fuera de quince días contados del 5 al 20 de marzo, con libertad para realizarse por diez años. Resolución con la que el legislativo daba respuesta a los vecinos de Colima que pretendían reivindicar y formalizar una celebración que en algo retribuyera su economía.

Sobra decir que aquello fracasó, solo hay el dato de una sola celebración, principalmente por el tiempo para el que se autorizó en una región eminentemente rural y, por tanto, supeditada a la producción agrícola, la que como se sabe en el estiaje, o sea en esta temporada, es cuando más se reciente. El segundo antecedente lo encontramos más reciente y fue precisamente en 1997 cuando el Ayuntamiento capitalino, con la asesoría de los historiadores agrupados, rescató una fecha que prácticamente se encontraba en el olvido, la de la Fundación definitiva de la Villa de Colima el 20 de enero de 1527 en el sitio donde ahora se encuentra y desde cuyo centro se ha desarrollado.

Tiempo en el que de inicio durante más de una semana se desarrolló un programa cultural con eventos artísticos, actos cívicos y conferencias históricas que en su momento, sin duda, en algo impactaron barrios, colonias y el centro de la ciudad capital, evento que después se denominó festival cultural y que con sus altas y bajas se sostuvo permaneciendo prácticamente hasta nuestros días, aunque hay que reconocer que con poca trascendencia luego de casi tres décadas, en la que se destaca que mucho han influido los gobernantes que en dicho trayecto han presidido los respectivos ayuntamientos.

Pero como dicen por ahí “No hay mal que por bien no venga” y como para conjurar lo anterior, la ciudad y el municipio de Colima, el único en la entidad sin un festejo propio o feria, levantó la mano con un anuncio que de origen despertó más de una suspicacia por lo ambicioso, dando a conocer que del 30 de abril al 8 de mayo, organizaría el Festival Internacional del Volcán, mismo que contaría con 45 eventos artísticos y en el que participarían, según cifras reveladas, 350 artistas distribuidos en cinco foros con actividad continua alalimón de eventos deportivos y la participación de restauranteros, artesanos y empresarios locales. Todo fue presentado con programa, croquis, esquemas de accesibilidad, transporte y medidas de seguridad involucradas. En el papel todo bien. Habría que esperar.

La danza, la música y la fotografía, además de charlas temáticas fueron las disciplinas consentidas de este festival en su primera emisión, el que con solo estas expresiones, todas de calidad, logró una inusitada convocatoria que en cada ocasión desbordó los escenarios al contar por cientos y miles, dependiendo del tipo de evento, el número de espectadores que no solo reactivaron la economía del llamado comercio informal que durante los primeros días se apostó en el tramo central del arroyo de la calle principal, la Madero, sino que logró algo más, y eso es una apreciación cualitativa, al parecer desanimó al crimen organizado no solo en la ciudad de Colima, sino en todo el territorio estatal, aspecto que se puede constatar en la nota roja de ese periodo y en el que se quiera o no, coincidencia o no, pero la realidad es que en esos días no hubo hechos de sangre que lamentar, acostumbrados, como estábamos, con dos y hasta tres ejecutados en promedio por día hasta antes del 30 de abril, lo que no es cosa menor, como sí, menores, fueron algunas fallas logísticas (transporte, servicios sanitarios y vialidad) que se pudieron haber evitado, pero que en lo general no desviaron ni propósitos ni alcances y la incuestionable trascendencia de este bien llamado Festival Internacional Volcán.

Vaya pues mi reconocimiento a los organizadores, a todos, desde el que se desempeñó en la más modesta de las funciones hasta quienes tomaron las decisiones capitales para sacar adelante este evento que superó mis expectativas y en mucho obliga a que se formalice y crezca. Finalmente y por supuesto, aunque no soy dado a eso, pero como dicen por ahí “nobleza obliga”, felicito al Presidente municipal de Colima, quien al margen de protagonismos se ha puesto a trabajar para mostrarnos, con esta sola actividad, su visión de gobierno, capacidad de organización y sensibilidad política. Es de esperar que dicha actitud se arraigue y más aún, trascienda a los otros ámbitos y que también asuman sus subordinados.