¿Vamos hacia una sociedad más politizada?

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Capsulitas de política y algo mas

Por: Guillermo Montelón Nava

Entre las muy diversas y variadas consecuencias de un abradorato desquiciado, que para la mayoría de los mexicanos ha resultado un verdadero fiasco como gobierno, incluso para muchos de los que le apoyaron con su voto en 2018, tenemos que hay una dolorosa experiencia. Si la analizamos con visión optimista, me parece que este sexenio deja un amargo aprendizaje, aprendizaje que arrojará consecuencias positivas, no solo el día de la elección, sino en la construcción de la cultura política.

Así como en muchas de nuestras acciones los errores nos llevan a tocar fondo, nuestra sociedad, al menos en un alto porcentaje, ya ha caído en la cuenta de que haber creído en un discurso mesiánico y no haber reflexionado a tiempo sobre las advertencias que hicieron estudiosos, académicos y analistas políticos, del peligro que representa López para México, así hoy estamos tocando fondo en esta relación sociedad gobierno. Si bien no es posible apreciar una expresión abierta, generalizada y mucho menos estridente, sobre la inconformidad, está claro que ciudadanos de diversos sectores, hombres y mujeres, tanto jóvenes como adultos, dejan ver a través de las redes sociales, en las diversas marchas y manifestaciones, pacíficas o no, pero también en la interacción cotidiana entre organizaciones de la sociedad civil, en las iglesias y sobre todo entre la clase trabajadora, los transportistas, los comerciantes, grupos de estudiantes y muchos otros, que no solo hay desilusión, sino descontento cada vez más generalizado, pues comienza a pesar más la realidad lacerante de un pésimo sistema de salud, una inflación y carestía galopante y, sobre todo, esa sensación de miedo y zozobra constante por el clima de violencia, de inseguridad, la corrupción y la impunidad que impera; eso es lo que puede pesar mas por encima de las amenazas y la compra de votos vía los programas sociales.

Basta con analizar lo que acontece diariamente en Colima, donde las ejecuciones, las agresiones violentas, los asaltos, los robos, el cobro de piso y muchos otros delitos, siguen en aumento con la complacencia, por incapacidad que ya parece complicidad del gobierno, para entender las razones de la mala calificación que los colimenses dan a la gobernadora, y al legislativo. Esa desaprobación de la población, si bien no es estridente y ni siquiera pública con manifestaciones en las calles, sí comienza a trascender y a permear cada vez más entres sectores menos informados, entre grupos de jóvenes y grupos menos activos pero que sí serán determinantes en la votación. Mi percepción es que las circunstancias y la realidad que hoy padecemos es lo que propicia una creciente politización, que si bien no llega a una verdadera cultura política, sí nos está encaminando a la consolidación de una democracia deliberativa, como obligada transición de la democracia representativa a la democracia verdaderamente participativa.

El fenómeno sociopolítico que seguramente podrán confirmar los especialistas en psicología social, es que hoy la ciudadanía prefiere no contestar encuestas y si lo hace, no expresa su verdadero sentir en virtud de los temores subyacentes, sea porque temen perder una prebenda social, porque hay presiones de tipo laboral, porque son una molestia, talvez porque solo es cosa de políticos o incluso porque pueda haber algún tipo de amenaza real o velada. ¿Podría ser esa la razón por la que en los últimos tiempos las encuestas resultan fallidas y no corresponden al resultado final de una elección? Sin duda tendrían que hacerse minuciosos estudios por parte de especialistas en la materia, quienes tendrían que tomar en cuenta que ante el ambiente polarizador y de discordia que se ha utilizado como estrategia ya muy aplicada por los dictadores, la gente prefiere no pelearse con la familia, no perder amigos, no perder su trabajo y tratar de llevar la fiesta en paz en temas políticos, pero lo que es un hecho, es que hoy los ciudadanos prefieren actuar con cautela, con discreción y sumo cuidado, convencidos de que tienen el poder en sus manos a la hora de emitir su voto, sin tener que darle cuentas a nadie.

Cierto que entre las presiones que ya se señalan y que se están denunciando como parte de la coacción del voto, está el que los oficialistas manipuladores de la elección quieren que el elector le tome foto a las boletas con su celular el día de la elección, para probar que cumplieron una instrucción sobre el voto, pero si una mayoría decide sacudirse al mal gobierno, nada será suficiente para que, al final, sea el voto libre y secreto lo que se imponga.

*Las opiniones expresadas en este texto de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles CN COLIMANOTICIAS.