TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

¿Quién mató al comendador? ¡Fuente ovejuna señor!

Cuando era niño, la revuelta estudiantil estaba en su apogeo, estudiantes de la federación y gobierno, tenían una constante pugna que seguido terminaba en zafarrancho. Una tarde, literal, la policía acompañó a un grupo de estudiantes por algunas calles del centro, supongo, yo era niño y no recuerdo con claridad el motivo, para exponerlos como personas no gratas, iban esposados. Además de miedo ajeno, sentí compasión por ellos y más aún, por sus padres.

Las tardes de mí Colima, eran aprovechadas por las niñas y niños del barrio, el jardín era nuestro centro de operaciones y ahí en alguna banca, Doña Meche Cerda y Don Víctor Vázquez nos observaban. Mientras disfrutaban el viento vespertino, sentados en una banca y desde ahí nos cuidaban, mientras platicaban rodeados del chiquillerío. También éramos custodiados por una pareja de policías, que, discretamente observaban con ojos inquisidores desde otra banca. Toronjas, mangos, almendras y coquitos babosos, eran nuestro trofeo después del juego.

Mi madre siempre nos aleccionaba, “ver, oír y callar”, esa fue una de sus máximas, mientras esto escribo, elevo un rezo por ella, este once habría sido su cumpleaños. Ella decía que lo mejor que podía hacer un hijo era no darle penas a sus padres, eran otros tiempos, pienso que su consejo sigue vigente. Y agregaba, “ni en casa estamos seguros, pueden pasar muchas cosas, pero si andan en la calle a deshoras o con malas compañías, se exponen”. Los años ayudan para decodificar los grandes mensajes de nuestros padres.

En la esquina sureste del jardín, Don Lupe Valdovinos tenía su restaurante de carnes asadas, siempre lleno, era un chef extraordinario. Armando, Oscar y Verónica, sus hijos, se reunían, cuando podían, y jugaban con el resto de niños, ellos tenían la responsabilidad de apoyar en el negocio de sus padres. De cuando en vez, me tocaba saborear unas deliciosas quesadillas y algún refresco, gratis, la amistad traía un plus como regalo.

A la vuelta, por la Morelos, vivían Irving y Edgar, hijos de mi buen amigo Ulises, (en mi etapa adulta), quienes en compañía de las hijas e hijos de Doña Juana, la que hacia tortillas a mano y las de Doña Félix, se sumaban a nuestros juegos.

Mi madre nos instruía, “Personas inocentes, de buena fe, son utilizadas constantemente en actos que terminan mal, decía “y eso, a veces nadie lo observa”. “Sean respetuosos y eviten meterse en cosas que ni les van ni les vienen”. El más bravo de los policías era un hombre bajito, moreno y de ojos revolcados, verdes. Nos perseguía y literalmente nos hacía huir del jardín para que no apedreáramos los árboles. Además de que nos gustaba, pensábamos que si nosotros no la disfrutábamos, la fruta se echaría a perder. Pronto supimos por qué nos corrían, ellos, los policías,  se llevaban la fruta buena y nos dejaban la dañada.

Años más tarde, busqué a una costurera amiga de mi madre, Doña Rafaela, yo necesitaba unas camisas de manta, y cuando la puerta se abrió. Ahí estaba él, instintivamente iba a correr…era ese que nos correteaba de niños, los años se le habían venido encima, pero conservaba el misterio, la dureza en su mirada, me repuse y lo saludé cordial y él me invitó a pasar.

ABUELITAS:

Aunque en casa jamás nos faltó nada, a mí me gustaba hacer mandados, ocuparme, y desde luego sentirme independiente. Disfrutar de mi bolsillo una tuba de Baldo con un bolillo caliente, por cierto le mando un saludo desde estas líneas, degustar unos sopitos con Doña Mela, o un dogo con Manuelito,  o poder comprar un artículo en la Casa Mary, era un gusto que podía darme. Parte de los valores que nuestros padres nos dieron era eso, aprender a valernos por nosotros mismos, saber gastar pero primero, “saber ganar”. Hoy los tiempos son distintos, “muchos padres se volvieron permisivos y hasta temerosos de sus hijos”, dice Doña Inés, mi vecina. ¿Usted, que opina? Es cuánto.

*Las opiniones expresadas en este texto de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles CN COLIMANOTICIAS.