TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

Los bomberos nacieron al interior de la Cruz Roja, Colima crecía y con ello, los problemas y las necesidades. La Cosmopolita, la casa García, la Casa Ruiz, la Carrocería Barboza y el Ingenio de Quesería, entre otros, dieron muestra de ello. Era necesario, indispensable que se sumaran a la prestación del servicio que al igual que la benemérita institución nacida en el año de 1929, venía ofreciendo a los colimenses. Salvador Moran Castillo y Alfonso Grageda, socorristas de turno, estaban de guardia cuando sonó el teléfono de la institución. Cruz Roja a sus órdenes… la voz se escuchó angustiada, a punto de la histeria… se está quemando la Casa García.

Del patio de la casa en donde yo vivía, se apreciaba nítidamente una inmensa columna de humo negro, espeso y desde luego atemorizante. A insistencia mía, mi hermana Yolanda me acompañó para ver que estaba pasando, yo decía que se estaba quemando la casa y ella que era cable, quizás por no preocuparme. Cuando llegamos a la casa García, dueñas y trabajadores se movía a toda prisa tratando de sofocar un incipiente fuego que más tarde representaría pérdida total para la familia.

No había cuerpo de bomberos como tal, el grupo que iniciara Melchor Urzúa años atrás, se había desintegrado ante la calma colimota. Era la Cruz Roja, el ejército y la policía,  quienes acudían al llamado de la sociedad cuando algo se necesitaba.

En el jardín Torres Quintero, existía una pileta ovalada de micro mosaico en tonalidades de azul, con un tubo en el centro por donde brotaba el agua de manera esporádica. De ahí, ciudadanos se sumaron junto con las autoridades participantes, para mediante una cadena humana, arrimar baldes y otros recipientes con agua, a fin de contribuir en el control y extinción  del fuego.

Cerca de las ocho de la noche el fuego había sido sofocado y el ejército permaneció hasta más tarde para asegurarse que todo permaneciera en orden. Mi familia y yo, dada la cercanía con el lugar afectado, nos fuimos a dormir a la casa de mi primo Manuel, por si las dudas.

A toda adversidad le acompaña una ganancia secundaria, decía mi maestro Sergio Vázquez, derivado de este penoso incidente, el gobernador Pablo Silva García, donó una camioneta marca Datsun con cuatro extintores de seis kilos  y uno de cuarenta kilos, además de palas y hachas. Misma unidad  que había estado en exhibición durante la feria de Colima.

Lamentablemente el gusto duró poco, pues cuando se acudió a la prestación de un servicio fue chocada, a pocos días de haberse estrenado. Nuevamente la fortuna llamó a las puertas de Cruz Roja y gracias a las relaciones amistosas de Melchor Urzúa y Daniel Ochoa, se hizo un intercambio de una camioneta en perfecto estado, por la dañada, con el único inconveniente de que era gringa. Afortunadamente las autoridades respectivas al conocer el fin que se le daría, dispensaron los trámites. Poco tiempo después, Daniel Ochoa consiguió que se donara un pequeño remolque con una pipa de aproximadamente cuatrocientos litros de agua. La idea estaba viva y paso a pasito fue tomando forma.

Anteriormente se había conseguido un camión que llegó por barco y la secretaría de hacienda no quiso permitir su acceso a tierra firme. El camión se echó a perder y finalmente se perdió. Posteriormente con el apoyo de los rotarios se continuó gestionando y llegó a Colima un camión marca White, mismo que jugó un papel determinante en el servicio que se prestó al Ingenio de Quesería para controlar y extinguir el sobre calentamiento de los tanques de melaza. Tres ingenios en el mundo habían sido controlados junto con el de Colima.

Con la ayuda del ejército, la producción de la fábrica de hielo se destinó exclusivamente para el ingenio, a fin de contribuir en su rápido enfriamiento. Francisco Reyes, compañero voluntario y miembro de la Familia Reyes de la fábrica de dulces regionales, comentó, he participado toda mi vida en la elaboración de dulces y no pensé que así fuera a morir, endulzado. El riesgo era latente pues ese tipo incendios deriva en dos posibilidades, truenan los tanques o se rigidizan por la melaza, en ambos casos lleva riesgo. Por cierto, los ingeniosos de Quesería prometieron donar un camión a los bomberos de Colima por su extraordinaria hazaña y nunca llegó.