TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

“La libertad de expresión es un derecho fundamental o un derecho humano, consagrado en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948”. (wikipedia) En nuestro país hoy se conmemora este día y se llevan a cabo ceremonias diversas en diferentes lugares y participan los diferentes medios de difusión-comunicación de cada entidad.

Una verdadera libertad de expresión implica respeto, tolerancia y mucho amor, porque además el hecho de escribir genera también la tentación de caer en la emisión de un comentario errado, que vulnera la tranquilidad de muchos. Riesgo también se corre, de que la noticia se transforme en chisme, lamentablemente algo común en la vida cotidiana.

En cuanto a la primera información periodística impresa, “Muchas investigadores están de acuerdo que fue La Gaceta de México en 1666.” Con el paso del tiempo surgieron más oportunidades para difundir la información generada por la misma sociedad para la sociedad misma.

Hoy existen numerosos medios informativos que dan fe del acontecer diario, la noticia viaja por las redes sociales y se presenta con toda la crudeza que ha sido generado el hecho que la motivó. Estamos en la era de la tecnología y con ella el uso indiscriminado de información en la que cualquier persona incluso desde el anonimato, sostiene tal o cual información sin que exista un soporte sobre ello. La única causal a favor es “lo leí en internet” o como decía mi abuela, “solo hablas porque tienes boca”. Vidas, honras, familias y amistades se han perdido por un mal comentario, la libertad de expresión cambia su nombre por el libertinaje y lamentablemente por la pobreza de criterio no solo de quien hace uso de ella sino también de quien recibe.

Hace años en Colima se hacían grandes “comelitones” en un día como este, el estado y los municipios de manera coordinada con los medios informativos existentes reconocían el trabajo de quienes en el día a día, daban a conocer las vivencias del acontecer social cotidiano. Hoy el horno no está para bollos, la economía se ha visto reorganizada hacia obras y necesidades de la población y bueno, al decir de muchos “nada hay que celebrar”. Yo digo que hay que celebrar la vida, celebrar la oportunidad de compartir cada día, celebrar el estar vivos y ser corresponsables de la maravillosa oportunidad que tenemos, comunicar.

Los comunicadores tenemos una gran responsabilidad en la sociedad, informar y opinar con seriedad a un sin número de lectores, televidentes y radio escuchas que están pendientes del trabajo cotidiano de quienes hemos abrazado esta profesión o afición. Más allá de ello, aportar honestamente una opinión representa también dar certeza y certidumbre a quienes nos leen, ven o escuchan. Evitar entonces el sensacionalismo, la fantasía, el capricho, la diatriba, la descalificación y la falacia, son nuestra tarea.

ABUELITAS:

Ante un espacio casi desértico la mañana de este siete de junio siete compañeros celebraron el día de la libertad de expresión en el jardín que lleva ese nombre. Francisco Zarco (Estatua) estaba sonrojado y casi hasta las lágrimas de emoción ante la modesta presencia de nuestros compañeros que fieles a su profesión, asistieron para cumplir con este homenaje. “Ni autoridades, ni candidatos recordaron la fecha” me dijo un compañero.

Sirvan estas modestas líneas para expresar mi más sincera felicitación a quienes han hecho del periodismo su profesión y de una empresa editora su segunda casa. Es cuánto.