TONALTEPETL

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Por: Gustavo López Solórzano

Acompañados y dirigidos por el maestro José Torres hijo, (q.e.p.d.) subimos al nevado de Colima cuando éramos alumnos de segundo grado de secundaria. Un camión de los amarillos fue nuestro medio de transporte y con la emoción reflejada en nuestro rostro, iniciamos el ascenso cómodamente sentados. Makraken era el apodo de un compañero cuyo padre daba clase de inglés y que en este momento no recuerdo sus nombres; eran dos hijos, (ya llovió). El mayor fue el primero en experimentar el mal de montaña, que no es otra cosa que un malestar físico que se siente en lugares a gran altura debido al aumento de la presión atmosférica y caracterizado por debilidad, dolor de cabeza y náuseas, entre oro síntomas. Previo al inicio del viaje, Toby, otro compañero nos instruyó sobre la importancia de guardar orden y sobre todo a la llegada esperar para aclimatarnos y después subir la añeja montaña.

El chofer del camión nos dijo “hasta aquí llegamos” cuando el maestro dio la orden de bajar, la mayoría salieron destapados y casi corriendo, bendita juventud, empezaron a subir para recorrer el tramo que faltaba para llegar a las antenas, la máxima altura a la que aspira la mayoría. Quienes esperamos al maestro, vivimos una experiencia distinta, el Makraken, Jimy y alguien más que no recuerdo en este momento ya se habían recuperado del mal de montaña. Nos esperaba una nueva experiencia, apenas iniciábamos nuestro recorrido, cuando se escucharon algunos gritos desesperados… eran varios de nuestros compañeros que habían salido en estampida al llegar al lugar. ¡Maestro, maestro el Toby se está muriendo! Como si fuera una novela de terror, la sangre pareció helarse en nuestras venas, el maestro mirándome fijamente a los ojos me dijo en tono imperativo, “Solórzano, adelántate para ver qué sucede, ve que alguien vaya para que avise a los demás y se regresen”. Por el tono de su voz entendí la gravedad del caso y la responsabilidad que me confería, corrí al lugar señalado y encontré un cuadro impresionante. Rápidamente me puse al tanto de lo sucedido, el Toby iba subiendo al trote por una ladera cuando exclamó “no puedo respirar” y sin más, se desplomó rodando cuesta abajo. Gonzalo Shulte y el Makraken pudieron sujetarlo a la pasada, de no ser así, habríamos lamentado el hecho de una forma distinta.

El mal de montaña golpeo con toda su fuerza a nuestro compañero, mismo que acostado en el piso y después en el incómodo asiento trasero del camión,  convulsionaba mientras recibía los primeros auxilios. Maestro, le dije, hay que bajarlo de inmediato, “si Solórzano, eso haré”, me respondió; “vete por los demás, lo bajamos y regresamos por ustedes”. Para las siete de la tarde de ese día, aun vibrando por la emoción vivida veníamos bajando rumbo a nuestra ciudad, algunos dormidos y otros comentando lo sucedido, sin duda ese día crecimos en lo individual y en lo grupal, el gran aprecio que nos teníamos se fortaleció.

Recordé este hecho por nueve excursionistas que se perdieron y que afortunadamente ya fueron localizados. Es muy importante extremar las precauciones cuando visitamos este tipo de lugares, evitemos correr riesgos innecesarios.

ABUELITAS:

8 tormentas tropicales, 4 ciclones de 1 a 3 y 5 arriba de magnitudes de 4 a 5”, es lo que se prevé para esta temporada según informa Melchor Ursúa a nuestro compañero Edgardo Zamora. El pronóstico es que se espera una temporada dura y, bueno, reitero que las precauciones nunca están demás. Así que a prevenirnos. Es cuánto.