TONALTEPETL

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Por: Gustavo López Solórzano

La libertad de expresión es algo tan grande que no cabe en los cerebros estrechos. Por tanto, el excedente se desborda convertido en algo evidentemente nauseabundo. Roberto Gómez Bolaños.

Escribir sobre la Cruz Roja mexicana delegación Colima, representa para mí una satisfacción y un compromiso sanamente obligado. A la edad de ocho o nueve años me incorporé al Comité de Juventud, iniciando así una larga carrera por el maravilloso mundo del servicio al prójimo. Era la época en la que las unidades eran pocas, como pocos los servicios que ahí se prestaban y desde nuestra inocente ignorancia, la mejor guardia era la que nos daba mayor trabajo; es decir, la que nos permitía atender la mayor cantidad de personas enfermas o accidentadas.  Con los años entendí que mayor cantidad de servicios representaba sufrimiento, dolor, riesgo, etc. mi mentalidad cambió y la mejor guardia fue a partir de entonces, la que dormíamos toda la noche, previamente a la realización de nuestras prácticas, algún juego o amena charla sobre actividades cotidianas de los compañeros presentes.

La litera que nos correspondía a pesar de la dureza incomoda por el deteriorado colchón, era celosamente cuidada y cada quien teníamos apartada la nuestra. Si por alguna equivocación algún compañero se acostaba en la que no le correspondía, era motivado para desocuparla de inmediato. Vagamente recuerdo que una noche, algunos se pusieron de acuerdo para jugarle una broma a uno de los veteranos de esa guardia, hombre mayor, serio y poco afecto a las jugarretas, solía acostarse temprano por su compromiso laboral del día siguiente. Esa noche se encontró con la sorpresa de que alguien había ocupado su cama y se encontraba tapado hasta la cabeza; con voz respetuosamente baja se dirigió al susodicho, “joven, joven, esa cama es la mía” al no recibir respuesta después de tanto insistir, se atrevió a destapar el rostro del usurpador y casi cae desmayado del susto pues solo era un bulto que representaba al cuerpo y la cabeza era un cráneo de vaca con todo y cuernos.

Plagada de anécdotas como cualquier otra institución, la Cruz Roja en nuestro estado ha subsistido gracias a la humanista participación de sus voluntarios, de gente buena que ha sabido administrar y a la generosa aportación de ciudadanos e instituciones que han comprendido sus necesidades. Un ejemplo de ello es el que  a través de boteo y venta de artículos autorizados, logró el presente año el Voluntariado del DIF Municipal Colima que preside Leticia Contreras de Rangel, quien gracias a la suma de esfuerzos de los trabajadores y de la ciudadanía,  superaron su meta y entregaron 75 mil 115 pesos con 70 centavos al patronato. Sin duda alguna, los principios básicos de la noble institución se agigantan en cada actividad realizada en bien de la sociedad: Humanidad, Imparcialidad, Neutralidad, Independencia, Voluntariado, Unidad y Universalidad. Con lo anterior, la Cruz Roja cumple y motiva a la sociedad para que aporte su generoso donativo voluntario en todo momento, pues sin este, no sería posible su permanencia ni la calidad y calidez de su altruista y humanitario compromiso.

ABUELITAS:

Cuando escribo lo hago pensando en informar a la gente a la cual me debo, estoy plenamente consciente de la importante responsabilidad que recae en quienes somos comunicadores y en la trascendencia de nuestra labor. Lo he repetido en diferentes ocasiones, soy un aprendiz y mi compromiso es con la sociedad, jamás he recibido línea ni remuneración alguna por lo que escribo, ni me presto a intereses mezquinos. Tampoco es mi intención ofender o exhibir a nadie como tal, hago uso de mi libertad para expresarme y asumo en consecuencia, la responsabilidad de lo que manifiesto. Mis señalamientos han sido a la función nunca a la persona. Es cuánto.