TONALTEPETL

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Por: Gustavo López Solórzano

Mi abuela decía que quien verdaderamente quiere servir a la sociedad está en la Cruz Roja, en los Bomberos, en los hospitales y asilos, en las instituciones de beneficencia, (algunas digo yo) en las organizaciones no gubernamentales, etc. no necesitas de un puesto para ayudar, si no les pagaran, decía ella, verías a los servidores de verdad. Obviamente el caos requiere de un orden y para ello se necesita gente con vocación, con preparación, con voluntad y remarco, con humildad. No es posible ser un buen servidor cuando se miente, cuando se piensa en servirse, cuando se trabaja con arrogancia y se maneja un doble discurso.

El siguiente es un tema que me da flojera tratar, sin embargo me siento sanamente obligado a opinar y como siempre lo digo, con respeto al criterio de quienes me leen y a quienes en este caso, participaron en la contienda como aspirantes a un puesto de elección. Con ganas de que se suspenda la energía eléctrica en este momento y no pueda continuar, prosigo. Lo peor que puede suceder y sucede, en un proceso electoral es que de todos los bandos acostumbran sacarse sus trapos al sol, principalmente los partidos que tiene mayor antigüedad y representación social. La contienda muchas veces se vuelve un zafarrancho de por sí, cuestionable, pues mientras el proceso electoral está distante todos convivimos en “sana paz”. Cuando llega el momento de buscar el voto ciudadano, con propuestas, cordialidad, actitud motivacional, y sobre todo con humildad, la situación se torna hasta peligrosa porque algunos candidatos confunden pedir con exigir, otros alientan a sus seguidores con su discurso para defender si es preciso “con sangre” el voto-resultado, e incluso algunas personas hasta se agreden físicamente, que triste.

Por otra parte, algunos candidatos con su actitud ahuyentan al electorado, pues insisto, lejos de mostrarse humildes aspirantes, dejan ver una actitud arrogante y soberbia. (Hablo-escribo históricamente) La sociedad actual necesita un trato especialmente humano, sentirse apapachada, tomada en cuenta, y formar parte real de lo que implica esa frasecita de moda, “incluyente”. En esta crisis social de valores, los ciudadanos comunes y corrientes, los simples mortales, demandan compromisos y no promesas, quieren ser escuchados, que se les hable con la verdad y sin demagogia, con respeto como seres pensante. Hoy la sociedad está sedienta de paz y tranquilidad en su vida personal y familiar, está satisfecha (harta) de la violencia cotidiana para que encima de ello, quienes aspiran a ser sus representantes en las diferentes responsabilidades, “sus empleados”, sean los principales promotores de la misma.

En relación a los resultados de las elecciones pasadas, es necesario que quienes fueron candidatos y quienes formamos parte de la sociedad colimense, tengamos claro que la campaña terminó, y que las autoridades correspondientes son quienes tienen la última palabra con base a lo que la sociedad decidió. Hoy necesitamos dar nuestro voto de confianza a quienes son responsables de calificar y certificar el proceso y sus resultados; es innecesario que terceras personas intervengan, como riesgoso que se siga alentando a “defender” algo que no necesita defenderse y que solo compete a los colimenses. Los ciudadanos queremos vivir en paz, trabajar en paz, respetamos, creemos y confiamos en nuestras autoridades. Sin actitudes triunfalistas, es tiempo de sumar y trabajar con verdadero amor por Colima, ojalá. Es cuánto.