TONALTEPETL

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Por: Gustavo López Solórzano

Nació en Montevideo Uruguay en septiembre del cuarenta, y a los catorce se inició en el periodismo. Dibujos y caricaturas políticas eran parte de sus publicaciones, mismas que firmaba como Gius. Derivado de algunas circunstancias el 73 se exilió en Argentina y para el 76 continuó con su exilio pero esta vez en España. Eduardo Germán María Hughes Galeano, conocido simplemente como Eduardo Galeano era considerado como uno de los más destacados autores de la literatura latinoamericana. Las Venas Abiertas de América Latina (1971) y Memoria del fuego (1986), han sido traducidos a veinte idiomas, sin duda dos de sus más grandes obras, un legado imperecedero.

En Las Venas Abierta de América Latina, Galeano realiza un análisis de la secular explotación del continente sudamericano desde los tiempos de Colón hasta la época presente; esta obra desde su publicación en 1971, ha tenido más de treinta ediciones. Las dictaduras de Argentina y Uruguay, son tratadas en el testimonio Días y Noches de Amor y de Guerra, aunque también establece grandes referencias hacia América Latina. Obrero de fábrica, dibujante, pintor, mensajero, mecanógrafo y cajero de banco, entre otros oficios, Galeano conquista por la firmeza de su carácter y la trascendente riqueza de sus letras, a quienes lo leen. En compañía de otro de los grandes escritores latinos, Mario Benedetti; con quien trabajó mano a mano. Galeano comparte su pasión por el futbol y el amor por la vida y la justicia para todos.

Lo conocí hace algunos años gracias a mi amiga Adriana, una argentina enamorada de su trayectoria y su gran sensibilidad humana. Enamorada del Galeano que se casó tres veces, fue encarcelado y perseguido a la par de que su obra literaria era censurada. Autor de más de cuarenta libros; gracias a su adhesión permanente a los olvidados, a los condenados, Galeano fue galardonado con el Honoris Causa por varias instituciones de amplio prestigio como Veracruz en México, la Habana, el Salvador, y la propia Universidad de Buenos Aires, entre otras. En Eduardo Galeano conviven el periodismo, el ensayo y la narrativa, siendo ante todo un cronista de su tiempo, certero y valiente, que se atrevió a retratar con agudeza la sociedad contemporánea. De los muchos premios recibidos, el Premio Stig Dagerman, en Suecia, el 12 de septiembre de 2010, es sin duda uno de los más significativos de su carrera, previo a ello Galeano escribió el siguiente texto:

“Querido Stig: Ojalá seamos dignos de tu desesperada esperanza. Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano. Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común. Ojalá podamos merecer que nos llamen locos, como han sido llamadas locas las Madres de Plaza de Mayo, por cometer la locura de negarnos a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria. Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados. Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego. Ojalá podamos mantener viva la certeza de que es posible ser compatriota y contemporáneo de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza, nazca donde nazca y viva cuando viva, porque no tienen fronteras los mapas del alma ni del tiempo”. Descanse en Paz, Eduardo Galeano. Es cuánto.