SOCIOPATÍAS

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SANCIONAR AL ÁRBITRO

Por: J. Daniel Miranda Medrano

Existe una propuesta de reforma electoral, muy respetable pero superficial, en el sentido de que los legisladores locales deben de contemplar una serie de sanciones para los particos políticos, candidatos o dirigentes que no sepan perder y que en consecuencia arremetan contra el árbitro (sic). Me parece una propuesta respetable como toda opinión o sugerencia vertida en estos temas, pero me parece muy desafortunada por las connotaciones  y las profundas consecuencias que para el desarrollo democrático  pueda tener.

En primer lugar el señalamiento “el árbitro electoral” es muy ambiguo, no se aclara específicamente a que órgano estatal electoral se refiere (estatal,  municipal o Institutos o  Tribunales). Asumiendo que se trata de un Instituto electoral, debemos de reconocer que estos órganos no son infalibles, sus decisiones y apreciaciones son subjetivas, aún se trate de decisiones plenamente  votadas por la mayoría de sus integrantes.

La confianza y la credibilidad en las elecciones ha sido el histórico talón de Aquiles de la historia de nuestro país; por ello la democracia mexicana ha tratado de ir corrigiendo estos errores de apreciación creando figuras jurídicas para que los perdedores tengan instancias superiores en las que puedan salvaguardar sus derechos. Por ello la fiebre reformadora que se ha instalado en los últimos treinta años a fin de que todos queden contentos y se eliminen los conflictos post electorales.

No estamos defendiendo e eximiendo la responsabilidad de partidos o candidatos en una elección y en los actos posteriores a la misma sin embargo, debe de reconocerse que una manifestación de la crisis de confianza que tiene la ciudadanía en las instituciones, se refiere precisamente a la desconfianza que vuelve a surgir en el aspecto electoral. Atrás quedaron esos logros que presumíamos internacionalmente en los que las instituciones que organizan los comicios eran un orgullo para el México democrático; poco duró el gusto de haber tenido elecciones creíbles y confiables.

Insisto en los órganos electorales ni están conformados por santos ni seres químicamente puros. Esta es una cuestión que radica profundamente en nuestra historia electoral, pues el gobierno hacía el teje y maneje en los organismos que hacían los comicios. De allí surgió la intención de separar al gobierno de la organización comicial y que más tarde propició su falsa  “ciudadanización”.

Si un órgano electoral se equivoca en una decisión de trascendencia (léase instituto) o actúa de manera dolosa, pierde o perdió la confianza de los ciudadanos o de los propios contendientes ¿Por qué no también sancionar al organizador de las elecciones? La propuesta que comentó además no puede hacer generalizaciones a la ligera, es una irresponsabilidad, habría que analizar cada caso específico.

No estamos hablando de la Liga MX  donde el árbitro puede decretar, o no señalar una pena máxima e influir en el resultado, sin que los equipos puedan hacer algo.

 

Contacto. Twitter: @jdanie17