PARACAÍDAS

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Impugnación panista

Por Rogelio Guedea

Llegó a mis manos el expediente que presentó el PAN para impugnar la elección a gobernador de las pasadas elecciones, donde se hiciera del triunfo el candidato priista Nacho Peralta. Lo revisé por pura curiosidad, aunque tengo claro que lo evidente no necesita comprobarse. La ley, en este caso, es ciega (o se hace ciega a conveniencia) y entonces hay que dejar la contundencia de lo evidente para convertirnos en detectives de nosotros mismos. Las pruebas presentadas por el PAN no sólo tienen la lógica de la fuerza política que ganó 12 distritos de 16, seis municipios (los más grandes, por cierto) de diez, y una diputación federal, sino que también estas pruebas incluyen lo siguiente: la incongruencia de que en un municipio como Ixtlahuacán votara el 93 por ciento de la población, cuando el promedio suele ser el 50%; el hecho de haber votado personas muertas (esto documentado con actas de defunción) y de haber incluso votado físicamente personas que estaban, al mismo tiempo, en Estados Unidos, formando parte de un programa laboral de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Asimismo, se documentaron casos de personas que no viven en Colima pero que fueron a servir como representantes de casilla el día de la elección y sin derecho a votar, aunque votaron; se corroboró que el 50% de los consejeros municipales están afiliados al PRI y que el 100% por ciento de los consejeros de los municipios donde se inyectaron los paquetes electorales son priistas, los cuales anularon cientos de votos del PAN con trazo y tinta distinta a la autorizada por el órgano electoral, además de haber abierto los paquetes electorales y roto sus sellos. Por último, dos elementos que fueron también de peso: la inobjetable evidencia de la intromisión del Estado en las campañas electorales, y de la mayoría de sus funcionarios (ahí está el audio de Rigoberto Salazar), así como la inequidad de los medios de comunicación (lo que costaría, por ejemplo, la anulación de la elección en Tabasco), pues, como se sabe, el 90 por ciento de las notas de Diario de Colima y de El Mundo desde Colima, cuyos propietarios son familiares del candidato priista, eran en favor de éste y el diez por ciento restante eran en contra del candidato panista. Todo esto devino en un dudoso triunfo del candidato rojiblanco y en una por demás sospechosa actuación del Instituto Electoral del Estado, que ahora se encuentra bajo el escrutinio del Tribunal Electoral estatal. Como lo más seguro es que éste (el Tribunal Electoral estatal) resuelva la improcedencia de la impugnación, será la Sala Superior la que tendrá en sus manos la decisión de anular o no la misma. No lo olvidemos: la elección de gobernador en Colima ha sido la más sucia de la historia y la Sala Superior, si no quiere también formar parte del mismo descrédito, no tendrá más remedio que reponerla.

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