‘El uso político del dolor ajeno y los tres jóvenes desaparecidos’

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PARACAÍDAS

Por: Rogelio Guedea

Hace un par de semanas desaparecieron tres jóvenes que viajaban de Colima a Manzanillo para una fiesta. El hecho, como todos los hechos de esta naturaleza, causó indignación en la sociedad y ésta se manifestó principalmente en las redes sociales. Por esa razón, la Fiscalía General del Estado de Colima, que ha estado trabajando muy de cerca estos temas y con las familias de los desaparecidos, puso todo su empeño en el tema y a las pocas semanas dio la noticia de haber encontrado a los tres jóvenes en una fosa clandestina, además de haber detenido a uno de los presuntos implicados en el lamentable incidente. Obviamente, ante una sociedad incrédula, la respuesta de la Fiscalía no satisfizo la indignación de tirios y troyanos, y en lugar de haber agradecido la reacción positiva de la autoridad de justicia, lo que hizo fue proferir más indignación ahora por todos los desaparecidos que todavía no son encontrados. No faltó quien, por otro lado, también en las mismas redes, puso en duda la inocencia de estos jóvenes y advirtió que podían haber también andado en malos pasos y la situación que les sucedió pudo haber sido una consecuencia de ello y no sólo un hecho insólito relacionado con la sola maldad de alguien en contra de tres inocentes. En todo caso, la responsabilidad de hechos tan terribles como estos es algo que, aunque decirlo no suene políticamente correcto, no es responsabilidad de una sola persona sino de todos, y así como tenemos el derecho a exigir justicia y, sobre todo, a vivir en un entorno de paz y de armonía, así también tenemos la obligación (cada ciudadano, víctima o victimario, instituciones y medios de comunicación, políticos) de poner de nuestra parte para que esta paz y esta armonía se preserve. Lo que sí no podemos permitir, lo que sí me parece irresponsable, es que se haga un uso político (incluso electorero) con el dolor ajeno, y ello nada más para beneficio de unos cuantos. La marcha a la que se ha convocado para pedir justicia por los desaparecidos de Colima, pero principalmente derivada de lo que ha sucedido con estos jóvenes, tiene todos los tintes (exhala todos los olores) de no ser más que una de las formas más reprochables de este uso del dolor ajeno de que hablo para los fines políticos que menciono,  porque si bien hay cosas que nos duelen y nos indignan, también es cierto que quienes han sentido honda y verdaderamente la pérdida de estos jóvenes son los familiares de los mismos. Utilizar este dolor ajeno no solo para un beneficio político electorero, sino también para denigrar al adversario político y a las instituciones que dieron con el paradero de estos jóvenes, refleja también un nivel de degradación moral bastante preocupante, sobre todo si se piensa que con ese nivel de degradación moral muchos de los políticos que impulsan y van a participar en esta marcha quieren gobernar nuestra entidad. Yo sólo espero  que la sociedad no caiga en el juego de todos estos falsos profetas.