CULTURALIA

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¿LA RAZA DE BRONCE?

Por: Noé Guerra

Por estas fechas de septiembre se ha hecho costumbre, obra y gracia del patrioterismo fundado en el mito oficialista el orgullo por una presunta falso superioridad racial que, debemos reconocer, está muy lejos de serlo, poco le hace falta a algunos patrioteros, esos que confunden la gimnasia con la magnesia o los otros, los peores que como pericos repiten cual letanía esa historia aprendida y hasta memorizada como dogma para vociferar no sin jactancia, sacando el pecho, que como México no hay dos, una actitud muy poco humilde; lo hace ante cualquier provocación, y de pronto, recordamos, en el año 2009 se nos aplicó otra falaz mentira como razón dogmática, ya que se anunció una “noticia científica”, esa que parecía ratificar el patriotero grito.

Según eso “luego de (cuatro) años de estudio” -y millones de dólares-, se nos comunico que “se había descubierto el genoma mexicano (una composición especifica de ADN que nos hace especiales y diferentes al resto del mundo)”. Lo que no sucede y menos importa en el resto de países del mundo. Se nos dijo que gracias al estudio que llevó cuatro años (originalmente serían dos), y más de 20 millones de dólares (en el proyecto original serían 10), ahora se puede saber, según este “estudio”, que: “el mexicano contiene información genética de mas de 20 razas distintas (en mi opinión, el concepto de “Raza” debe ser un invento racista), y que hay en nosotros componentes indígenas desde luego, pero también africanos, europeos e incluso asiáticos. O sea, el del mexicano es una especie de genoma internacional. Todo el mundo, literalmente, fluye por nuestras venas.

¡Nombre! ¡Qué “revelación”! Ahora podemos estar seguros de lo que la mayoría suponíamos “que el mexicano es un mezcla de muchos grupos étnicos”; lo que es interesante, pero verdad de Perogrullo, una obviedad, algo que cualquier historiador o antropólogo pudo haber dicho gratis, como lo hemos dicho varios sin ser lo uno ni lo otro. El llamado “genoma mexicano”, según se dice, es nuestra muy particular combinación genética que nos hace supuestamente distintos del resto del mundo. Ya esto resultaba bastante dudoso y poco científico, por el simple hecho de que todos los seres humanos compartimos 99.9% del material genético, eso es de hecho lo que nos convierte en una sola especie, la humana… pero ni hablar, según esos científicos, hay un genoma mexicano, distinto al del resto de la humanidad.

Con una gran dosis de ramplón nacionalismo, se nos dijo que el genoma mexicano es único, salvo esta pequeña digresión: El ser humano y, por ejemplo, las ratas, comparten 96% de material genético. O sea que la diferencia entre roedor y hombre se encuentra en un rango de 4%. Con nuestros parientes cercanos, los simios, compartimos 98.5% de los genes, y lo mas importante, todos los seres humanos compartimos 99.9% de material genético. Así es que hay en realidad tan solo un 0.1% en el que los mexicanos podemos ser únicos y diferentes. El citado informe dice que tenemos un componente genético distinto en un 65% de los demás mortales que habitan este planeta; pero es un 65% dentro de ese limitadísimo .01% de diferencia.

Pero todo queda bien en los contrasentidos mexicanos; por un lado, como especie, somos todos iguales; pero dentro de esa absoluta igualdad, nosotros somos absolutamente distintos. Ese, por llamarle así, nacionalismo genético llego al absurdo de afirmar que como el mexicano es distinto genéticamente, los medicamentos de Europa o Estados Unidos no nos funcionan igual. Es decir, en México la ciencia sirve para destrozar a la ciencia. No hay que olvidar que las medicinas trabajan precisamente dentro de ese 99.9% en que somos iguales. Lo raro aquí fue que después de hablar de un “genoma mexicano único” de inmediato se dijo que en México todos tenemos un genoma distinto que varía según la región del país, ya que por obvias razones, históricas y geográficas, no todos somos iguales, porque, por ejemplo, un veracruzano y un colimense no son iguales genéticamente.

Así pues, según las conclusiones del equipo de científicos, los mexicanos somos iguales en algo es lo que nos hace mexicanos, y somos distintos al resto del mundo; pero al mismo tiempo resulta que todos los mexicanos somos distintos entre nosotros… con lo que en realidad el genoma mexicano de cada mexicano tiene diferencias, así es cada mexicano, distinto al resto del mundo, es también al mexicano, con lo que se deduce que no hay tal, que no existe un genoma mexicano y sí, en cambio, un gran fraude científico que aceptó y pagó sin cuestionar el Gobierno mexicano.