CUIDADO DE LA FAMILIA (Quien tenga una familia unida y formada en valores es un ser privilegiado, porque ahí tiene el amor y todo lo demás)

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana.

La Encíclica Familiaris Consortio del Papa Juan Pablo II define en su presentación, vigente desde 1981, que la familia, en los tiempos modernos, ha sufrido la acometida de las transformaciones amplias, profundas y rápidas de la sociedad y de la cultura. Muchas familias, explica, viven esta situación permaneciendo fieles a los valores que constituyen el fundamento de la institución familiar. Otras, se sienten inciertas y desanimadas de cara a su cometido, e incluso en estado de duda o de ignorancia respecto al significado último y a la verdad de la vida conyugal y familiar. Otras, en fin, a causa de diferentes situaciones de injusticia se ven impedidas para realizar sus derechos fundamentales.

Referida esa presentación, vale la pena apuntar dentro de esa lógica cristiana que la familia en el mundo, al margen de las nuevas formas de organización de las personas, que han aparecido los últimos años, debe cuidarse en tanto facilita la cohesión de las sociedades y permite que se cumpla el Plan de Dios ( que el amor arraigue, que la procreación prospere, que la solidaridad florezca y que sus componentes encuentren en ella la posibilidad real de ser felices).

En el objetivo de preservar a la familia, hay en el mundo  organizaciones que están comprometidas a apoyar su causa, pero es la iglesia católica la que tiene el liderazgo en este tema y promueve su estabilidad y la defiende de las asechanzas que van surgiendo.

Yo soy creyente de la familia y soy feliz en ella así como es. Por ello, valoro la creación del Instituto para el Desarrollo Familiar creado en Colima por dos psicólogos, Francisco Cristóbal y Erick Germán González ( Noticiero 23 junio, 2022), quienes perciben como yo una gran necesidad de ofrecer servicios de psicología en colonias y escuelas de Colima y Villa de Alvarez, por lo pronto. Esos profesionales apuntan la importancia de “prevenir y hablar con los jóvenes antes de que se dejen influir por el consumo de drogas” por lo que se comprometen a salir a la calle, al barrio, a las secundarias y ayudar a las familias a recibir terapia y apoyarlos en su crecimiento.

La información proporcionada, empero, no cita el modo de financiamiento, cómo se apoya, si recibe subsidios gubernamentales o es una empresa privada, pero el solo hecho de buscar el apoyo para quienes sufren adicciones ya es en sí una bocanada de oxígeno en el campo de la realidad en que se mueven millones de jóvenes aturdidos por influencias perniciosas que los hacen consumir a veces lo que no desean solo porque otros de su palomilla lo hacen ( alcohol, cigarrillos, droga), y sobre todo cuando las familias se aparten en su tarea de orientarlos en el camino de la vida.

Ese Instituto, ofrecerá terapias para adolescentes y atención especializada para tratar adicciones y a chicos problema en lo particular, chavos que son ignorados en su familia pero que quizás se les pone todo en mano con tal de que no” molesten” a sus padres con sus “exigencias extremas”. “Buscamos que el chavo construya su identidad y pueda darle claridad a su vida”. Es obvio que publico no les faltará.

Sería provechoso que, de alguna manera, las instituciones gubernamentales interactúen con ese instituto para que compartan información básica y promuevan conjuntamente   esos servicios, fundamentales para el bien de las familias en el corto plazo, ya que pudieran haber perdido el rumbo en la conducción de los menores.

La apuesta más clara debe ser por la familia. Ha de verse como el crisol donde se funden aspiraciones y se visualizan las formas de vida para el presente y el futuro. Los jóvenes tienen garantizado su crecimiento como personas cabales en una atmósfera de amor que la familia genera y por los stándares éticos que surgen cuando se introyectan valores y los padres predican con el ejemplo.

Es, pues, la familia, santuario de buena vida, donde nace el amor y se expande a plenitud, donde se aprenden valores y se practican relaciones de la más alta intensidad humana. Quien tenga una familia bien integrada, ha de considerarse como un ser privilegiado porque estará arropado por su núcleo, donde encuentra la solidaridad que no hay en otros lugares. Por eso hay que protegerla de las circunstancias que le son desfavorables.

Ese objetivo que persigue el IDF es preciso. Nuestro jóvenes y las familias necesitan luz, orientación conveniente porque el Estado solo genera apoyos a cuenta gotas porque la mayoría de los gobiernos, con su  excepción, solo busca la conservación del poder y la fortaleza de grupos políticos y sectores económicos, pero no el bien común.

Alrededor de las propias familias, está la salvación. Ellas pueden hacer mucho por la descendencia. Armándose de carácter, tienen que ver a los hijos como una gallina a sus pollitos: cuidarlos, alimentarlos, guiarlos. Y en esa tarea aparentemente simple, pero definitiva, cobra gran valor los avances que puedan lograrse con la participación de instituciones solidarias con el crecimiento y formación y orientación adecuada de las familias.