¿Cómo detectar la depresión severa?

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TERRA

México.- El mundo quedó conmocionado del 12 de agosto de 2014 cuando se conoció la muerte del actor estadounidense Robin Williams, aparentemente tras haberse suicidado. La noticia no solo entristeció por la pérdida de un personaje tan querido, protagonista de películas emocionantes como El club de los poetas muertos, El increíble Will Hunting, o Despertares (Awakenings), además de comedias como Mrs. Doubtfire, sino además por el hecho de que mostró el drama de la depresión que sufría el actor y que, aparentemente,no pudo superar.

¿Cómo es posible que quien había protagonizado tantas comedias, tenía fama y dinero y era querido por el público estuviera inmerso en una grave depresión? Pocas horas después mucho se había escrito ya sobre cómo la fama, la adulación y la presión por la imagen de “tipo gracioso” que cargaba Williams podrían haberle afectado negativamente. Lo cierto es que la depresión es un mal muy peligroso, quey sobre el que no termina de haber conciencia.

 

El estigma de la depresión

Ideas preconcebidas sobre la depresión pueden dificultar su detección y diagnóstico, explicaron a Terra las doctoras Miriam Barros, Débora Bretas y Dinah Akerman.

Mientras que enfermos de cáncer u otros males graves tienen la compasión de todos, los deprimidos no siempre encuentran apoyo en la sociedad: con frecuencia se los considera “exagerados”, “débiles” o “ellos se lo han buscado”, si además abusan de sustancias, como suele ser común en quien tiene depresión.

Y al revés: con frecuencia se utiliza el término “depresión” muy a la ligera, lo que puede resultar un obstáculo para el tratamiento y el diagnóstico, para saber quién está profundamente deprimido y quién no. Y esto es grave, porque la depresión puede llegar a requerir internación y vigilancia constante para evitar un posible suicidio.

 

Causas de la depresión

El mal puede no tener causa aparente, y consistir en un desánimo y tristeza profundos que parece no venir de lugar definido. Otras veces procede de eventos más o menos dramáticos por los que el paciente ha pasado y de su manera de administrar las emociones o gestionar el estrés del día a día.

Pero también puede estar relacionada con causas físicas, como enfermedades graves -cáncer, etc- o desarreglos hormonales, como la depresión postparto o la que puede producirse durante la menopausia. Y a su vez causa síntomas físicos: la depresión y la enfermedad están tan ligadas que muchas veces no se sabe qué llegó antes.

 

La principal alarma

Si alguna persona da señales de estar profundamente deprimido, sea hablando de suicidio o de que “no vale la pena seguir adelante”, es urgente buscar ayuda médica, coinciden las especialistas consultadas por Terra.

Aunque es conveniente respetar la voluntad del paciente, el tratamiento suele incluir medicación y terapia, y en casos graves puede ser necesaria la internación o que el paciente esté vigilado constantemente“Yo misma ordené la internación de una paciente a la que tuve que retener en mi consulta hasta que llegaron sus familiares”, cuenta la psicóloga Miriam Barros, especializada en psicodrama. “Estaba tan mal que parecía que iba salir de allí y lanzarse debajo de un coche”.

 

Bipolar, la depresión más peligrosa

De acuerdo a la doctora Akerman, dentro de los diferentes tipos de ese trastorno, es más peligrosa la del paciente con trastorno bipolar, ya que hay un alto grado de impulsividad, lo que es un peligro. “Otro riesgo importante son los brotes psicóticos, de nuevo altamente impulsivos”, agrega la experta.

 

Otros síntomas de la depresión

De momento no hay un análisis clínico para detectar la depresión o la intención de suicidio, aunque se está trabajando en él. 

La depresión se diagnostica observando un conjunto de síntomas que son tanto psicológicos como físicos. Si estos se mantienen en el tiempo y entorpecen seriamente el funcionamiento de la persona es urgente buscar ayuda médica:

– Tristeza continuada y/o llanto frecuente
– Sentimiento de desesperanza.
– Baja autoestima y sentimientos de culpa, del tipo “no sirvo para nada”, “soy una mala madre”, etc.
– Irritabilidad, amargura, mal humor y/o sentimientos de intolerancia hacia los otros.
– Incapacidad general de disfrute. Falta de motivación y desinterés hacia actividades o cosas que antes sí interesaban.
– Confusión, problemas en la toma de decisiones y de concentración.
– Ansiedad y preocupación
– Pensamientos suicidas
– Surgimiento de síntomas físicos como: dolores de espalda y de cabeza, problemas estomacales, alteraciones menstruales, del apetito, del interés, potencia o apetencia sexual, problemas para dormir, etc.

 

Cómo tratar la depresión

El tratamiento depende del caso y, como hemos visto, puede requerir de internación. Aparte, se suelen combinar fármacos con terapia -con frecuencia cognitivo-conductual- para que el paciente aprenda a lidiar con la ansiedad, la tristeza o los eventuales problemas que puedan aquejarla de una manera más leve o productiva.

Como la depresión también puede estar relacionada con causas y síntomas físicos, estos tampoco deben desatenderse.

 

 Cuánta gente llega a suicidarse

Todos sabemos que es una enfermedad complicada y que puede llegar incluso al suicidio. Pero es difícil hacerse una idea real de la dimensión del problema: entre 2000 y 3.000 personas ponen fin a su vida diariamente, según calculaba la OMS en 2012. Y para complicarlo  más, la depresión podría estar infradiagnosticada, pues solo 2 de cada 5 personas que sufre alteraciones del humor, ansiedad o adicción a alguna sustancia acude a los servicios de salud, de nuevo según la OMS.

Los deprimidos que ponen fin a su vida son una minoría, pero no por ello la depresión deja de suponer un importante riesgo: afecta a unos 350 millones de personas en todo el mundo, de las que unas 3 mil personas ponen fin a su vida diariamente, calcula la OMS.

Y la organización revela más cifras: cada año se suicidan casi un millón de personas, lo que supone una muerte cada 40 segundos. De cada 20 personas intentan suicidarse por cada una que lo consigue. El dato aún más grave es que en los últimos 45 años las tasas de suicidio han experimentado un aumento del 60% en todo el mundo.