AL DESNUDO

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PODER CELESTIAL

Por: Édgar Rodríguez H.

Si algún candidato en la víspera de un proceso electoral invoca el respaldo presidencial, que a nadie le resulte extraño, no es nada nuevo, es una táctica común en vano intento de convencer a la ciudadanía de la inevitabilidad de su candidatura y posterior asunción al poder local. Treta tan conocida no da ya para que tal profecía se auto cumpla, sino todo lo contrario, como lo registran los resultados de las encuestas sobre las preferencias electorales de los colimenses  levantadas hasta ahora en las que el presunto preferido de Peña Nieto simple y llanamente no pinta. Sigue anclado en el cuarto lugar, muy atrás, pero muy atrás, de Federico Rangel Lozano que las lidera desde hace más de un año.

En el ensayo democrático interno del PRI para elegir a su candidato a gobernador 1991-1997 que tuvo como concursantes iniciales a Carlos De La Madrid Virgen, Socorro Díaz Palacios, Calos Vázquez Oldenbourg y Roberto Ánzar Martínez, la culta dama de Pueblo Juárez se fue por la vía fácil de promoverse como la elegida del entonces presidente de la República, Carlos Salinas De Gortari, a quien le había colocado la banda tricolor sobre pecho y espalda, inequívoco indicador de que era su preferida, argumento que sus promotores difundieron para “convencer” a los aldeanos colimotes de que ella y nadie más la traía del chongo. En la polarización que se alentó entre los poderes central y local, Doña Socorro se quedo sin aliento, pues le echaron montón en la elección interna dejándola pal’ arrastre sin que su padrino hiciera algo para salvarla de la quema.

Gracias a que en 1997 ya no hubo simulacro de contienda interna, la imposición del presidente  Ernesto Zedillo Ponce De León fue directa a favor del entonces rector de la Universidad de Colima, Fernando Moreno Peña. El rechazo ciudadano al ninguneo del derecho a decidir de los militantes priistas y de los colimenses en general fue tal, que llevó a la derrota en las urnas al candidato tricolor, misma de la que se salvó gracias a las antidemocráticas “concertacesiones” puestas en el país en boga por el ex presidente Salinas De Gortari. “Haiga sido como haiga sido”, los fernandistas tuvieron su noche triste en la que sus mariachis callaron el primer domingo de julio de 1997.

De cara al 2015, vuelve a repetirse la misma historia. Esta vez el supuesto preferido del ejecutivo nacional, “el bueno”, “el que ya la trae”, es el Subsecretario de Comunicaciones de la SCT, José Ignacio Peralta Sánchez, a quien, por no alegarle, sus escuchas hacen como que le creen el cuento, pero la realidad es que no le ha pegado su intentona de generar la cargada de los priistas a su favor, sino todo lo contrario. Y es que los priistas-priistas  ya están curados de espantos como para que se los lleve al baile quien si en verdad hubiera recibido ya la bendición presidencial no lo diría, mucho menos andaría placeándose en recibimientos y cabalgatas en vano intento de identificarse con los usos y costumbres del hombre de Tinajas.

Asumirse como el aspirante tricolor a la gubernatura del estado con influencia de los Pinos, presumir que es  amigo de Luis Videgaray,  y el haberse echado a los brazos de su tío el editor y del polémico ex delegado del CEN del PRI en las tierras de Michoacán 2011, han sido errores garrafales de José Ignacio Peralta Sánchez. Nadie le informó que los inteligentes y politizados colimenses son reacios a las imposiciones del centro, al autoritarismo presidencial. Seguramente al subsecretario le estaría pintando otro escenario si sus supuestos amigos no le hubieran hecho propaganda anunciándolo como el elegido, no sin antes haber hecho un trabajo similar al de sus compañeros aspirantes.