ADIÓS Y GRACIAS

0

Por: Luis García

Tu intempestiva salida sorprendió a todos, nadie la esperaba, así como nadie esperaba que no compartieras los motivos de dicha decisión. En lo particular me habría gustado saber por ti las razones del rompimiento, normalmente cuando el protagonista no expone su versión, las especulaciones se multiplican y son imposibles de controlar.

Tu estadía en Santos fue sublime, si atendemos en exclusiva tus títulos sería simplista el análisis, sin duda, no fueron pocos los títulos que conseguiste, pero tu legado es mayor, mucho más grande que tus conquistas. Tú desafiaste vetustas prácticas de entrenamiento, te atreviste a convencer al futbolista mexicano que su profesión debía rebasar las tres horas diarias de atención, los instaste a expandir sus mentes haciéndoles notar que no solamente la preparación dentro de una cancha de entrenamiento es esencial, les mostraste que existen otras tantas aristas que deben ser bien atendidas para triunfar, combinaste a la perfección los métodos con la flexibilidad.

Uno de los aspectos más espinosos de conseguir en un vestidor es que el jugador haga suya las innovaciones propuestas, el futbolista gusta de vivir en sitios convencionales, le cuesta aceptar y adaptarse a la sorpresa, se siente cómodo con lo conocido, tú lograste desterrar los lugares comunes, esos que aburren y que no trascienden. Te tocó la compleja transición de prescindir de vacas sagradas y empezar a ser rentables con lo que producían en casa, y de pasó se convirtieron durante tu diligencia deportiva en proveedores y vendedores de grandes futbolistas. Sin duda, el respaldo y la dirección de Alejandro Irarragorri fue medular para conseguir revolucionar la manera de gestionar un club de futbol.

La buena plataforma y los generosos recursos humanos que te ofreció Santos, te permitieron explotar tu forma de entender y vincularte con la pelota, los aprovechaste, los maximizaste y fuiste parte importante de la actual solvencia de la entidad santista. Siempre aplaudí la osadía de tu presidente al tener la visión de ir a buscar un entrenador distinto, de otras latitudes y pensamientos, de no acudir a los mismos entrenadores de siempre que se suben y se bajan en la eterna rueda de la fortuna que resulta el futbol mexicano.

Al principio lo tildaron de loco, de insensato, al final tuvo razón, tu llegada fue exitosa en la mayoría de los puntos analizables, incluso te colocaron como probable para la Selección Nacional.

No hay que ser un genio para identificar que tu relación con Alejandro Irarragorri se desgastó, los dos son hombres probos, cultos, soñadores, vanguardistas, grandes defensores de sus ideas e ideales, y en ocasiones mentes brillantes no se ponen de acuerdo y deben tomar distintos derroteros. No puedo negar que tan grandiosa historia y relación merecía un mejor final, más armónico, más dulce, menos intempestivo, pero por algo es un rompimiento.

Tu partida lastima, no solamente a Santos, también al futbol mexicano, no es sencillo ser reconocido y apreciado, máxime en una nación en la que manejamos de manera barata el nacionalismo, inclusive varios terminan siendo burdos patrioteros, pero tú lo conseguiste, lograste la aceptación, si no de todos, sí de la mayoría. Tampoco puedo obviar que cometiste yerros, que en ocasiones tu temperamento fue volátil, que te enfrascaste en algunas reyertas sin sentido, que provocaste rústicos altercados sin necesidad. Pero analizando todo tu andar, como bien dice mi comadre Gloria Trevi, en el recuento de los daños sales ganando, tuviste muchas, pero muchas más cosas plausibles que censurables.

Hoy existe una grosera ausencia de novedosos entrenadores en nuestro país, el hecho que los mismos nombres de siempre sean postulados incluso para la Selección confirma el espeluznante panorama. Es por ello que espero que el ejemplo que Santos marcó con tu concurso Pedro, sirva para que otros clubes se aventuren y dejen de atender los lugares comunes y, sobre todo, se atrevan a contratar personajes no convencionales, igual hasta una grata sorpresa se llevan.