LAS VICISITUDES DE MARGARITA

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

Periódicamente visitan  Colima personajes encumbrados  de la política nacional. Algunos vienen a anunciar programas o inversiones, pero otros a cobrar pulso, a constatar cómo se encuentran sus partidos, a interactuar con la militancia y visualizar  nuevas posiciones en las etapas electorales por venir. Todos se dicen demócratas, claro, parecen la verdad pura como dicen en los pueblos,  cuando la realidad es que en su  mayoría  tiene preferencia por sus trayectorias e intereses, un apego que  suele atraparlos de por vida.

Algunos  se dicen preocupados por la suerte del país, pero ¿será verdad? Si ustedes no lo creen, amigos lectores, yo tampoco. Los que debieran poner el ejemplo, como son los gobernadores, se convirtieron en enemigos de las comunidades y las han saqueado quizás como nunca había ocurrido en la historia del país. Nos traicionaron. ¿Y los funcionarios del Poder Judicial, dizque los justicieros? Estos  piensan mayormente  en el dinero. Vean sus sueldos nomás.

A la Auditoría Superior de la Federación, que sirve principalmente para elaborar expedientes por útiles,   no le hacen caso porque los acuerdos  que deben mover las investigaciones no provienen del área de procuración de justicia, sino de Los Pinos. La ASF acumula cientos de  denuncias en la PGR,  pero no hay decisiones. Son miles de millones desviados en juego.   Y se ha visto, por lo contrario, cómo la detención de algunos rufianes que dizque gobernaron se hizo calculando beneficios político –  electorales. Rápido se  filtró en medios que la Interpol y la policía mexicana sabían desde hacía tiempo dónde estaban y qué movimientos hacían varios de aquellos próceres incomprendidos, hoy tras las rejas.

En ese ínter, Margarita, la aguerrida Margarita esposa de Felipe Calderón, estuvo en Colima para darse baños de pureza. Ella, que se negó a declarar los bienes propios y los que su marido le acumuló en sus cuentas familiares, así como los ingresos por sus negocios a la sombra del poder, dice ahora que la política está corrompida y que no hay democracia en su partido, que no  hay piso parejo.

Olvida que durante el sexenio de su esposo este hizo lo que  le vino en gana con su partido. Puso y quitó como marionetas a varios de sus presidentes, ganó el gobierno y perdió el partido, y al final no pudo imponer sucesor como era su deseo ni tampoco impulsó nuevas formas  que marcaran independencia y respeto. Y al final, abandonó a la candidata Josefina. Fue Felipe,  en esencia, un dictador y por ello los militantes no le toleran hoy  sus alegatos.  Bien dijo Juan Rodríguez Prats a Margarita, en un buen pleito allá por el sureste,  que el peor apoyo que puede recibir ahora ella es el de Felipe Calderón. Por cierto, este anda todavía enchilado contra Rodríguez Prats.

Reitero que esta doña tiene todo el derecho de competir por la presidencia, bienvenidas todas las mujeres que aspiren a ese cargo y a otros más. Hacen falta más competidoras.  Pero tengo para mí que Margarita no reúne características bastantes.  Según su  correligionario Javier Lozano Alarcón, que es como un diablo viejo de la política, y por eso sabe mucho de esto, Margarita no tiene  capacidades suficientes; primeramente, apuntó, no ha ganado ninguna elección, no ha desempeñado cargos importantes en la administración pública y por ende sus conocimientos de los problemas del país  no son los más amplios que se  requieren para ser presidente o presidenta. El mérito más destacado que logró, es haberse cuidado de no abrumar a su esposo con su presencia inadecuada cuando fue presidente, lo que le acarreó simpatías; pero  ese hábito no tiene mayor peso para fundamentar sus aspiraciones.

Como pintan  las cosas en el Pan, Ricardo Anaya trae del chongo la candidatura, va derecho hacia ella y a ver quien se la arrebata. Ya se la creyó, piensa que todo saldrá  como él quiere, sin fracturas partidistas. Usa como argumento lo de las nueve gubernaturas que ganó su partido el año pasado y se dice robado en Coahuila sin demostrarlo aún.

Quizás gane la candidatura panista, pero no le alcanzará para ganar la presidencia, porque dividirá su partido en dos, o en tres fracciones…