TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

La generación que fenece, esos que fuimos corregidos con lo primero que nuestros padres tenían a la mano, se está yendo. Para estar a la moda diré que también había castigos fifís; aquellos niños que solo eran amonestados o unas ligeras nalgadas, como si les sacudieran el polvo. O aquellos que solo eran castigados para no salir a jugar con la barriada y rara vez eran reprendidos físicamente. Aunque a más de alguno que conocí lo hincaron en un poco de arena y sosteniendo un ladrillo o una piedra en cada mano.

Hoy les platico del niño herido, cuyo tema se refiere a las heridas emocionales y psicológicas que adquirimos durante la infancia. Estas heridas pueden surgir de experiencias traumáticas, negligencia, abandono, críticas constantes o cualquier situación que haya causado dolor emocional. En los últimos años, desde la psicología, se habla mucho de la niña o el niño interior, heridos o no. Todos y cada uno de nosotros llevamos dentro ese niño interior y a veces, aunque seamos adultos, aparece. Lo anterior puede ser en  la forma herida o en la forma sana.

Algunos miedos están arraigados muy en el fondo, como ejemplo cito algunos ya identificados. Miedo al abandono o soledad, lo que puede llevarnos a vivir situaciones de angustia, pensamientos obsesivos o ansiedad. Miedo al rechazo, miedo a la humillación, miedo a la traición, miedo a la injusticia, etc. Nuestro niño interior es una parte de nosotros que aparece en forma de reacciones emocionales automáticas, pensamientos, conductas… y que sin duda, es el resultado de todo lo que hemos vivido en nuestra infancia y adolescencia.

Nuestro niño interior tiene una parte saludable y espontánea: juega, ríe, se divierte, encuentra soluciones creativas para problemas, disfruta. Sin embargo, también hay una parte de este niño interior que es consecuencia de haber vivido momentos en la infancia de dolor emocional, abandono, violencia (activa o pasiva), negación de nuestras necesidades, falta de mirada, falta de conexión emocional. Lamentablemente, cuando no hemos podido resolver estas pequeñas o grandes heridas que ocurrieron en nuestra infancia, se genera una parte infantil herida que aparecerá, ante el menor pretexto,  a lo largo de la vida, sin importar la edad cronológica.

Es ahí en donde encontramos gente en contra de todo y a favor de nada, aquellos a los que llamamos coloquialmente, marros, amargados, cerrados, o que incluso intentan imponer su criterio sobre otras personas. Cómo nos comportamos con los demás, es sinónimo de  cómo nos sentimos con nosotros mismos. Aun cuando no es nuestra responsabilidad resolver el berrinche del adulto-niño herido, es importante entenderlos, sin justificarlos. Pues sus reacciones emocionales, pensamientos o comportamientos automáticos-negativos, que suelen echar a perder lazos de familiaridad, amistad y en lo laboral, requieren comprensión.

Una niña o niño heridos, pueden ser verdaderos tiranos mientras incluso, están sonriendo, no miden la proporción de las circunstancias, y a las primeras de cambio, sueltan improperios y ofensas, para desde su minusvalía, equilibrar la balanza a su favor, cuando en su fantasía, piensan que están perdiendo. Son esos que les gusta hacer, pero se escandalizan exageradamente cuando alguien les hace algo. Los aferrados a sus ideas y que hacen cuanto pueden por convencer a otros que ellos si saben, que ellos si razonan, que ellos pues,  tienen la razón. Naturalmente nada de lo que hagamos les hará cambiar de opinión, pues en su neurosis, nunca verán lo obvio. Receta para ellos, amor, mucho amor y comprensión.

ABUELITAS:

Con sana intención.

La feria, máximo festejo anual de los colimenses, se encuentra triste, llena de basura por todos lados, incluyendo los accesos y sola, muy sola.  Vi muchos espacios vacíos, en lo que a vendedores ambulantes se refiere, mismos que esperan esa oportunidad para mejorar su economía mediante el servicio que brindan. Dicen que los costos están elevados, no lo sé, la gente no quiere hablar del tema. Es importante que quienes la administran, tengan presente que nuestra feria, necesita seguir siendo del pueblo y para el pueblo. Es la razón de ser de todo gobierno y administración. Punto y aparte merece el hecho de que los agentes de tránsito tan necesarios, brillan por su ausencia.  La policía estatal no es para dirigir y no saben hacerlo igual. Aún quedan muchos días, ojalá se resuelva para bien de la ciudadanía. Es cuánto.

*Las opiniones expresadas en este texto de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles CN COLIMANOTICIAS.