TONALTEPETL

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Por: Gustavo López Solórzano

Un sistema escolar que no tenga a los padres como cimiento es igual a una cubeta con un agujero en el fondo.  Jackson Jesse, activista por los derechos civiles en los Estado Unidos.

La escuela que me tocó vivir de niño era un espacio de gran convivencia, los profesores estaban al pendiente de todos nosotros y se turnaban para cuidarnos. El Prof. Jorge Guzmán Cárdenas, era consultado por el Director en época de lluvia, para saber si nos retirábamos o no. Cuando se organizaba una kermese, las mamás participaban coordinando, sirviendo, apoyando de manera general en las actividades que se realizaban, más de alguna se acomedía para elaborar el pozole, las enchiladas o las deliciosas doraditas con frijoles verdura y queso, que todos disfrutábamos.

En tiempo ordinario, la tiendita escolar era atendida por el Profe. Trini Hernández, quien entre otras cosas, se encargaba de comprar los productos para ofrecerlos a la hora del recreo. El atendía quinto grado y por lo tanto sus alumnos eran los encargados de apoyar las ventas; recuerdo las deliciosas galletas pan crema con jitomate, cebolla, chile jalapeño y queso, o las ricas doraditas con salsa la Fama del Señor Palencia, etc.

Cuando todos estábamos en clase, de pronto pasaba el Director del plantel entonando una canción o algún silbido que momentáneamente rompía con el silencio. Hombre experimentado, sencillo y comprometido con su responsabilidad; junto con su equipo de trabajo, incluyendo a Don Benito Guzmán, el conserje, nos hacían sentir en casa. Con la convivencia cotidiana aprendimos a cuidarnos unos a otros, recuerdo que bajo el frondoso y añejo tamarindo, solíamos sentarnos para degustar una paleta de hielo o alguna otra golosina de sabor y calidad incomparables, mientras narrábamos aventuras jamás vividas o compartíamos nuestros sueños, pero siempre al pendiente de los compañeros más pequeños.

Nuestra segunda casa, la escuela,  era siempre un lugar seguro; tres elementos importantes e insustituibles nos daban esa tranquilidad, autoridades interesadas en nuestro bienestar, un buen equipo docente y la corresponsabilidad  que voluntariamente compartían los padres de familia, para tener buenos alumnos, una escuela de prestigio y con ello, lograr un aprovechamiento destacado. Considero justo reconocer que el reglazo, el jalón de cabellos o el soquete, jamás traumaron a nadie, que yo recuerde,  y sirvieron para complementar la disciplina impartida en casa. Obviamente soy un pacifista, sin embargo, considero que algunos parches a las leyes y la creación de ciertos organismos protectores, originaron que en algunos aspectos sociales la disciplina se relajara, y se incrementaran también los ilícitos, pero esa, es otra historia.

Por eso, considero que lo señalado hace unos días por el Mtro. José Guillermo Rangel Lozano, Secretario de Educación estatal, es de gran relevancia no solo para los escolares sino para la sociedad en general. Pues habrán de reforzarse aún más las estrategias y acciones que  permitan garantizar que la escuela a la que asisten nuestros hijos, siga siendo un espacio seguro. Valores importantes como la paz, la tolerancia, el estudio, la honestidad y la solidaridad, entre otros; serán fomentados permanentemente a partir del próximo año a fin de fomentar la convivencia armónica. Así mismo, el Maestro José Guillermo Rangel, señaló que el gobierno estatal ha realizado una inversión histórica para tener espacios educativos dignos, como es el caso de 242 acciones de mejora en planteles educativos con una inversión superior a los 146 millones de pesos y los 111 planteles de educación primaria que están participando en el programa de escuelas de calidad. Bien por Colima y su educación. Es cuánto.