TONALTEPETL

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Por: Gustavo L. Solórzano

Cuando un médico olvida su compromiso moral con su paciente para dar paso al mercantilismo, está traicionando no solo su profesión sino su vida misma.

Está claro que algunas instituciones de salud públicas no tienen la capacidad para atender las demandas de la población en ese rubro, no de manera adecuada y menos con un trato como el que ponderan en sus carteles alusivos. El paciente llegó al Issste porque había impactado su motocicleta con un vehículo de Megacable que se la atravesó, un testigo dijo, “el vale traía muchas muchachas, pa mí que iba distraído”. Más de media hora y seguía arrinconado en una camilla sin que nadie le prestara atención. Más tarde, las placas de rayos x permitirían ver que traía la clavícula rota, o sea una fractura. Aunque ya pasó una semana de esto, el paciente sigue navegando con la institución médica por su incapacidad laboral. Otro paciente llegó al mismo lugar con una crisis de insuficiencia respiratoria, la fila interminable de pacientes en la sala de urgencias no auguraba nada bueno. Se atrevió y pasó por alto las normas, su situación lo ameritaba pues “sentía que me moría” alguien le colocó una pastilla bajo la lengua, lo pasaron a una silla como invitado a una cena, después de casi seis horas seguía en la silla sin que nadie lo atendiera en forma; dos pastillas y un diagnostico pueril, además de irresponsable, “por su edad y su peso usted es hipertenso, tendrá que tomar medicamento de por vida”.

Este último paciente buscó otra opinión, obteniendo un diagnóstico distinto, una crisis de ansiedad pasajera que podía resolverse con ejercicio, dieta y un apoyo medicamentoso de bajo gramaje. La gente coincide, “el Issste es bueno, pero solo para una operación porque por fuera sale caro”. Obviamente el delegado es un hombre humanista, sencillo y de buen trato, sin embargo no puede andar detrás de la gente, de su gente. Son muchos los vicios que existen en esta y otras instituciones como el Seguro Social, por citar otro ejemplo.  Las quejas de los derechohabientes están enfocadas en dos rubros principales, atención y respeto a su condición como pacientes.

Por otra parte, que decir de las instituciones privadas, muchas de ellas son verdaderos mercados en donde se lucra con el dolor de las personas y más allá de ello, el mejor postor es el que sale beneficiado, el problemas es el mismo, mala atención humana y lo caro de sus servicios, mismos que se vuelven inalcanzables.  En consecuencia, los asalariados nos aguantamos y sin decir ni pio, porque además no siempre  hay quien escuche.

Un botón más para muestra; Daniela Ingresó al Hospital Puerta de Hierro víctima de una severa enfermedad, una situación crónica en sus riñones la ha vuelto hasta cierto punto, dependiente de los médicos. Por alguna mala jugada de la empresa aseguradora axxa no llegó el pago al Hospital que señalo y la sencilla solución que dio el personal (i) responsable además de inhumano; fue, detengan a la joven hasta que sus familiares paguen. Sin atención medica ya y con la presión natural propia de su situación, Daniela sentía que su vida dependía de un hilo, mientras su desesperado padre hacia hasta lo imposible para rescatar a su hija presa no solo de su enfermedad, sino de un mercantilismo exacerbado que sin medir consecuencias puso precio a la vida de la joven. Al terminar de escribir esta columna sé que Daniela ya está en casa, sin duda habrá de seguir su tratamiento, solo que esta vez será de una manera distinta.

ABUELITAS:

Gracias al Prof. Arnoldo Ochoa González, al Dr. José Rivas Guzmán, a Erik, nuestro Director; a Javier el tablitas y a todos los compañeros comunicadores, que solidarios, respondieron al llamado humanista. Es cuánto.