TONALTEPETL

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Por: Gustavo López Solórzano

Incluso con cierta indiferencia, el derecho a votar es visto por ciertas personas hasta con desprecio y desconfianza. “Para que voto si va a ganar el mismo”, es quizás una de las expresiones más comunes que sirven para justificar la no participación de ciertos votantes. Ver la trivialidad en una acción repetitiva es considerada  como sinónimo por algunos, es decir, “para que lo hago, siempre es igual”. Sin embargo en el caso que hoy comento no siempre fue así, principalmente para grupos marginados, ya no digamos para las mujeres. Se sabe que desde 1916 existían peticiones para que las mujeres pudieran votar, sin embargo este logro se alcanzó hasta 1923 en el estado de Yucatán, precisamente ahí se reconoce el voto estatal y municipal con la participación de tres mujeres que resultaron electas como diputada y una más como regidora. Lamentablemente a la muerte del gobernador Carrillo Puerto, las cuatro tuvieron que renunciar.

En un México machista y discriminador la lucha ha sido constante no solo de las mujeres sino también de la clase social más vulnerada, “los de abajo”. Estados como San Luis Potosí, y Chiapas, reconocieron el voto allá por el 24, sin embargo en el caso del primero lo perdió un año más tarde. Lázaro Cárdenas, siendo presidente envió un decreto para que las mujeres pudieran votar, sin embargo a pesar de haber sido aprobado, nunca se concluyó el proceso porque miembros de su partido lo impidieron, argumentando que el voto de las mujeres  “podría verse influenciado por los curas”. Es hasta 1947 durante el mandato presidencial de Miguel Alemán, que se les permite votar a las mujeres pero solo en lo municipal. A pesar de lo restringido de ese derecho conquistado, fue un significativo avance que marcó un nuevo rumbo para la democracia de nuestro México. 8 años más tarde, el 3 de julio de 1955 la mujer mexicana emite su voto por primera vez en unas elecciones federales a fin de integrar la XLIII Legislatura del Congreso de la Unión.

Como dato discriminatorio señalo que Australia permitió el voto a las mujeres desde 1923, pero solo a las blancas; el resto, incluyendo a hombres aborígenes votaron hasta 1962. Muchos han sido los países que incorporaron en su voto a las personas de diferente “clase social o color”, lamentablemente por considerarlos inferiores. Aunado a lo anterior, la peor parte ha sido para las mujeres, porque al ser doblemente marginadas, en no pocas ocasiones su vida fue el precio pagado por la sana búsqueda de una igualdad en sus derechos humanos. Esta historia la traje porque platiqué con Isela Uribe Alvarado, Consejera electoral Presidenta de la Comisión de Equidad, Paridad y Perspectiva de Género del órgano electoral local, quien me compartió la invitación para participar en el Primer Foro con Mujeres Legisladoras “Del derecho a Votar a ser Votadas “el viernes 23 del presente, lo anterior forma parte de las actividades que se realizan con motivo del aniversario número 62 del voto de la mujer en nuestro país. Así que anímese y vaya, la convocatoria es a las nueve y media de la mañana.

ABUELITAS:

Cumplir los compromisos de campaña y gobernar sin distingos para todos, es una tarea obligada de quienes resultaron triunfadores en las pasadas elecciones. Este es el momento de dar a conocer a la sociedad de que los proyectos triunfadores fueron los más viables, que quienes confiaron, no se equivocaron. Por favor eviten echarlo a perder, gobiernan para la sociedad, no para sus partidos ni para sus intereses personales. Es cuánto.