TONALTEPETL

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Por: Gustavo López Solórzano

La verdadera fuerza no reside en los brazos sino en el espíritu. Bruce Lee

Las historias se pierden si no son contadas, así se pierden también las tradiciones cuando estas no son compartidas. Los huicholes se refieren a estas como “el costumbre”; prosigo, uno de mis hermanos es aficionado de corazón al box, y solía desvelarse viendo las peleas en el televisor o cuando tenía oportunidad asistía directamente. A mí me gustaron otros deportes, entre ellos la lucha libre de mi época, aquella en la que si se daban “hasta con la cubeta”, decía Don Filiberto “Fili” Espinoza a su compadre Luis Rangel, dos luchadores que participaban en la Almoloyan cuando yo era niño, el primero de ellos dio vida al Rayo de Jalisco original y sugirió el nombre al Doctor Wagner (Manuel González Rivera) otro famoso gladiador.

Eran otros tiempos, recuerdo que el cine Colima se abarrotaba de chiquillos que queríamos ver las películas de Rodolfo Guzmán Huerta, conocido internacionalmente como el Santo, a quien tuve oportunidad de conocer y saludar en persona junto con otros famosos personajes de la farándula. Con verdadera emoción los gritos rompían el silencio sepulcral de la película al grito de ¡cuidado Santo! Justo cuando el luchador plateado iba a ser alcanzado por sus rivales o por alguna peligrosa momia. Los de balcón, entre la algarabía propia de los asistentes, aprovechaban el momento para arrojar palomitas, papeles y en ocasiones hasta salivazos a los de luneta. El cine Colima tenía dos plantas, arriba era para los de menor economía.

Crecí con la idea de que en el box las grandes peleas eran arregladas, así que nunca me llamó la atención. Conocí y traté al Kid Aviña, al Palmerito Huerta, entre muchos buenos boxeadores colimenses que al igual que otros artistas del espectáculo, en el arte y la cultura, jamás pudieron sobresalir por falta de apoyo económico. Sebastián Aguilar el Colima, es otro caso, buen torero en su tiempo pero no tuvo padrino que lo ayudara a brillar, por mencionar un ejemplo. La arena Victoria, la Benito Juárez, y las Palmas, eran otros espacios destinados al deporte de los “costalazos”; las funciones sabatinas congregaban a muchos aficionados que acudían motivados por las figuras visitantes y quienes recibían una oportunidad como complemento.

El sábado mi nieto Juanito me sorprendió invitándome para que viéramos la pelea de box, y más me sorprendí cuando me dijo con fluidez los nombres de los contendientes. Me di cuenta que Sylvester Stallone tiene razón, necesito ver más box. Bueno, el caso es que mis estadísticas arrojaron lo siguiente: el filipino lanzó 240 golpes y de ellos 30 acertados, el amoroso hombre de color regaló 256 abrazos y recorrió 36 kilómetros, Ana Guevara está preocupada porque con eso, el amoroso Mayweather puede generar un nuevo record en un espacio de 6,10 metros cuadrados dentro de la línea de las cuerdas. Con lo anterior no creo que le hayan robado la pelea a nadie, solo pienso que quedaron deseos insatisfechos del 14 de febrero en el “triunfador”.