TODOS SOMOS MIGRANTES (Tiene que beneficiarles una política humanista del Estado que considere su vulnerabilidad y sus derechos a una vida digna)

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana.

La migración es un fenómeno constante, imperecedero, que impacta aspectos humanos, geográficos, sociales, económicos, políticos y culturales. Tiene que ver, evidentemente, sobre la vida en las numerosas regiones del mundo, especialmente en aquellas donde es difícil que las poblaciones accedan a lo necesario para satisfacer necesidades y llevar hacia adelante la progresión de las familias y donde se genera un proceso de expulsión permanente que resulta casi natural, justificatorio de la pobreza.

El fin de semana antepasado, haciendo eco de la importancia que tiene la migración en México y en el mundo, un grupo de más de 40 autores experimentados en el tema (activistas, periodistas, exfuncionarios), presentó el libro Migración: el rostro del Siglo XX1, un resumen que puede servir de aportación a mejores políticas públicas, pues “ querría saberse quien no tiene que ver con temas migratorios”. Lo más valioso que se dijo es que los gobiernos no han atendido como se debe el fenómeno para dotar a los estados con más elementos para actuar con eficacia y rapidez y atender con orden y respeto a los migrantes. “Se ha abandonado, frente a esa problemática, a estados y municipios”.

Solamente échese un vistazo a lo que está ocurriendo en Chiapas desde hace dos o tres años: miles de personas oriundas de Centroamérica en condiciones deprimentes, de sobrevivencia, huyen prácticamente de sus países por no tener posibilidades de tener una vida digna y no haber accedido a la educación y al trabajo. En medio de un ambiente de violencia e incomprensión de parte de numerosas autoridades, los migrantes son despojados por asaltantes de lo poco que llevan consigo, se viola y golpea a mujeres y se encarcela a varones, y diversas policías, (Guardia Nacional), no logran abstenerse de darles también un trato inhumano, discriminatorio.

Son evidentes las fallas de los gobiernos expulsores de migrantes, han sido incapaces de generar condiciones de arraigo y no han podido sobreponerse a las situaciones de pobreza generadas por capitalistas depredadores, caciques y malos gobiernos.

En el informe, titulado «Migración en un Mundo Interconectado: Nuevas Directivas para la Acción», se precisan algunos principios para dirigir la acción política que los gobiernos pueden asumir, entre ellos, que
las personas deben tener la oportunidad de emigrar más por opción que por necesidad.

Se postula claramente que debería reconocerse y reforzarse el papel de los inmigrantes en la promoción del crecimiento económico, el desarrollo y la reducción de la pobreza; que los Estados, ejerciendo su derecho soberano a decidir quién entra en su territorio, deben cooperar los unos con los otros en un esfuerzo por prevenir la emigración irregular, respetándose entretanto plenamente los derechos de los inmigrantes y refugiados.

Los inmigrantes, a largo plazo y autorizados, deberían integrarse en las sociedades donde se asienten, para acomodar la diversidad social y fomentar la cohesión social; los inmigrantes deben estar enterados de sus derechos y respetar sus obligaciones legales.

Ha de ponerse en ejecución de modo más efectivo el marco de derechos humanos que afectan a los inmigrantes internacionales, así como mejorar la protección y los estándares laborales disponibles para los inmigrantes.

Las políticas de emigración deberían realzarse, para mejorar su coherencia y reforzar su capacidad a nivel nacional, por medio de una mayor cooperación a nivel regional, y un diálogo más efectivo y consultas entre gobiernos y organizaciones/internacionales.

El informe defendía además que la emigración “hace una gran contribución a la economía mundial». Además, dadas las bajos índices de natalidad en muchos países industrializados, la prosperidad económica continuada de estas naciones dependerá en parte de la emigración internacional. Y, para sus países de origen, el dinero enviado a casa por los inmigrantes alcanza unos 150.000 millones de dólares al año, tres veces el valor de la asistencia oficial al desarrollo. Solo a México, nuestros migrantes envían anualmente casi 40 mil millones de dólares.

En realidad, el tema de los migrantes tiene que estar en la agenda de las naciones como una alternativa humana capaz de devolverle la dignidad perdida a millares de personas que luchan todos los días por sobrevivir y aspiran a acceder a condiciones que favorezcan a sus familias.

Los migrantes tienen que ser tratados con respeto, pero a la vez debe aplicárseles la ley si cometen delitos. Nadie debe estar por encima de la ilegalidad.

Peor ante todo, tiene que beneficiarles una política humanista del Estado que considere su vulnerabilidad y los derechos que tienen a buscar una vida mejor que no encuentran en sus lugares de origen.