RESILIENCIA MUNICIPAL

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

Hanna Arendt: la política es cuidado de la existencia de los otros.

El influyente  Gabinete de Comunicación Estratégica elaboró un estudio y determinó recién que las ciudades de San Pedro Garza García y San Nicolás de los Garza, en Nuevo León; Colima, en el estado del mismo nombre; Mérida en Yucatán, así como Saltillo en Coahuila son las mejores calificadas en calidad de vida, cohesión social, satisfacción de sus servicios públicos y mejor percepción de sus gobernantes; es decir, con mejor calidad de vida.

Esta calificación, a simple vista, podría llenarnos de satisfacción por ser la nuestra una entidad preferida para vivir y progresar al gozar de condiciones apropiadas, pero al mismo tiempo implica un gran reto en cuanto a la necesaria  dotación de servicios públicos. La nota no cita la temporalidad del estudio, pero se sabe por  estadísticas recientes que Colima es uno de  los estados preferidos por los mexicanos para vivir y morir  a pesar de que los últimos tiempos registra deterioros en seguridad pública y en  inversión privada y pública.

Es en estos tiempos tan convulsos que nuestro municipio capital ha mantenido  condiciones favorables  para el buen vivir. Mantiene expectativas  de avance por el gobierno de Leoncio Morán, quien usa sus capacidades para desplegar una agenda social tendiente a humanizar los servicios institucionales y desarrollar una cultura de cuidado  de los habitantes mediante la policía de proximidad y el cuidado de gente vulnerable. Leoncio   sabe que  la vida en sociedad es imprescindible para ser verdaderamente humanos, para vivir y convivir civilizadamente. Esto significa convertir la política en un instrumento de práctica y doctrina de la vida buena y justa.    

En este último punto descansa la estrategia de resiliencia del Ayuntamiento de Colima como “un instrumento de planeación con horizonte a 2030 en concordancia con el Plan Municipal de Desarrollo 2018- 2021 y los objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, que está orientado hacia la visión de un futuro resiliente de la ciudad”. El proceso de formulación de esa estrategia ha estado acompañado de ajustes en la estructura y operación de ese gobierno municipal  con el objetivo de avanzar en su institucionalización.

El Ayuntamiento de Colima evalúa sus necesidades sobre la base del tamaño de su territorio y población, así como de su desarrollo económico, urbano y de servicios. La estrategia usada es un proceso de análisis técnico y de participación ciudadana, en el que fueron involucrados más de 600 representantes de los diferentes sectores de la sociedad. “Cada una de sus iniciativas fue generada a partir de estudios, talleres, y recomendaciones de especialistas y actores clave para abordar los principales retos y problemáticas de resiliencia para Colima en cuatro grandes áreas temáticas: gestión de riesgos, desarrollo social y económico, desarrollo urbano y sostenibilidad ambiental”.

Pero el lector conoce los  grandes retos en los que  el papel que juegan los recursos financieros es fundamental. Hoy mismo, los municipios están padeciendo un centralismo en forma doble: el que aplican desde el gobierno central  y el que determina  los gobiernos estatales que no tratan a los ayuntamientos como quieren ser tratados por aquellos. Son como el patito feo del federalismo. Los alcaldes tocan las puertas de Palacio Nacional una y otra vez  y no les abren; los citan los altos funcionarios dizque para resolver todo en reuniones frías y sin agenda convincente, y los ignoran. Y además,  los corren con gases.

Si estos tiempos difíciles continúan por largo tiempo, esta estrategia resiliente retardará. Si se trata de fortalecerla, requerirá de construir capacidades colectivas para hacer frente a los diferentes impactos y tensiones que ponen en riesgo el bienestar y la calidad de vida de sus habitantes, como lo reconoce el gobierno capitalino.

La resiliencia aplicable a la categoría de complejidad del desarrollo de una sociedad que intenta aplicar el Ayuntamiento de Colima, es pues la capacidad de un sistema para enfrentar el cambio y continuar su desarrollo; expresado de otro modo,  es la capacidad de un sistema social para desarrollarse y crecer ante  dificultades extremas, tarea por demás complicada que exige algo más que buena voluntad de los participantes.

El primer año del gobierno municipal ha evidenciado voluntad de sus autoridades; el reto es multiplicar resultados y no dejarse amilanar por la aplanadora centralista ni por la indiferencia ancestral que le procura el poder estatal, que trata a algunos de los alcaldes como competidores suyos.