‘Realidades paralelas: la violencia y el festejo del Día de las Madres’

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PARACAÍDAS

 
Por: Rogelio Guedea

Ayer fueron asesinados dos policías estatales más en Tecomán, para sumar trece al día de hoy, pero también han sido asesinadas y desaparecidas muchas personas a todo lo largo y ancho de nuestra entidad en las últimas semanas. Los muertos se apilan tanto y de tal modo que uno no puede sino preguntarse en qué momento las autoridades estatales y municipales lograrán dar con la estrategia correcta para detener esta ola imparable de violencia. Mientras corrían estos ríos de sangre y el tremendo dolor de quienes padecen la muerte de sus familiares, los políticos y servidores públicos de todos los órdenes, incluidos aquellos aspirantes a puestos de elección popular, se dedicaron a organizar festejos por el Día de las Madres, precisamente para esas madres a las que les han asesinado a sus hijos y no se les ha hecho ningún tipo de justicia. No creo que las madres quieran cambiar impunidad por jolgorio ni tampoco creo que un festejo les repare ningún tipo de daño. Pero eso a los políticos les importa muy poco. Lo que vimos en el pasado 10 de mayo fue, como siempre y casi siempre, una oportunidad para ganar popularidad entre la población a través de la organización de fiestas en honor de nuestras imprescindibles e insustituibles madres. Nunca había visto tanto fervor por festejar a las madres en su día como en este pasado aniversario, lo cual no me pareció muy extraño dado que empiezan a calentarse motores para las próximas elecciones (recordemos que ya todo se hace con un año y medio o dos de anticipación) y muchos políticos y servidores públicos andan ya dándose baños de pueblo para ganar popularidad en el ánimo de la población. Por eso, hubo diputados que en este pasado día de las madres hasta ofrecieron rifar cortes de cabello gratis, masajes revitalizantes o pedicures con la única condición de que se les diera like a su perfil público de Facebook. Fue lo único que les importó en el fondo: ganar seguidos. Era una ganga. Otros, como vimos, organizaron comilonas con música viva y grandes regalos. Otros hasta pusieron en la tómbola serenatas con trío y tratamientos de botox. La competencia estuvo reñida, como puede verse. Sin embargo, estos políticos y servidores públicos, que en esta ocasión demostraron una gran capacidad de organización y un gran ingenio para llegar al tierno corazón de las madrecitas, han sido incapaces de llevar a cabo un frente común en contra de la violencia y detenerla de una vez por todas, pese a que ésta ha destruido ya no solo a cientos de familias colimenses sino también la paz y la armonía social general de nuestra entidad. Corre paralela, pues, la sangre de las víctimas y la indiferencia de las autoridades, y parece que el dolor es una buena moneda de cambio para la perpetuidad del poder y los puestos de elección popular. Se le llama hacer política con el dolor de la gente. Si ni siquiera la muerte de trece elementos de las corporaciones policiacas les ha movido a cambio, ¿tendrá la violencia que entrar a las familias de estos políticos y servidores públicos para que así sea? ¡Dios nos libre!

*Las opiniones expresadas en este texto de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles CN COLIMANOTICIAS.