Que poca… navidad

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Por: Francisco Pérez Medina

Este año 2020 es considerado – el calificativo es mío- “devastador” por decir lo menos. Frases como “2020, sorpréndeme” fueron superados en cualquier expectativa. La sorpresa ha sido sumamente compleja, de tal manera, que de éste se estará escribiendo en demasía en la historia mundial y, en particular, de cada país. La manera en que se ha enfrentado la pandemia será factor determinante para que las siguientes generaciones conozcan este periodo de primer orden.

Hay naciones que, de la tragedia, resurgirán fortalecidas y con aprendizajes respecto a lo que se refiere a la salud, la economía, la educación y la convivencia social; por la otra parte, habrá países que los costos de las decisiones de sus gobernantes -en la forma como las afrontaron-, serán una pesada loza que implicarán mayor tiempo para recuperarse, ya no digamos el costo de vidas de ciudadanos que fueron quienes infortunadamente no lograron superar la pandemia.

La tragedia no es culpa de ningún gobierno, definitivamente, de ninguno. La manera en que la enfrentaron, sí. Nadie estaba preparado o anticipado para lo que nos aconteció, pues, la pandemia superó cualquier sistema, ideología u oferta política. Hay marcadas diferencias en las decisiones que todos debieron tomar con base a sus propias circunstancias, desde la capacidad económica, idiosincrasia de sus habitantes, y la que sobresale, cómo decidieron sus gobernantes informar, desestimar y ejercer la facultad por la que fueron electos: cuidar a sus habitantes con decisiones que implicaban, cuidarles de sí mismos. 

Ésta última es la más compleja de todas, pues, hay quien piensa que, restringir la movilidad, implica limitar los derechos humanos. Pero no hay mayor derecho que aquel de cuidar lo más sagrado para cualquier persona: la vida. Un ejemplo sencillo de cómo es necesario la intervención de la autoridad para protegerle de sus propias omisiones y de sí mismo, es el uso del cinturón cuando se conduce un vehículo. Es obligatorio ponérselo, pues, éste te protegerá en caso de un accidente. No hay ningún derecho limitado, por el contrario, es una medida necesaria y correcta para protegerle. Si no se acata, la sanción es lo conducente por parte de la autoridad. Si alguien piensa que es un gobierno autoritario implementar dicha medida, es por demás, negligente, ausente de sentido común y colmado de prejuicios y traumas fuera de la realidad.

En nuestro país, habremos de afrontar unas fiestas decembrinas atípicas, una poca navidad. La autoridad fue incapaz de sugerir el uso del cubrebocas, de limitar la movilidad, de cerrar las actividades no esenciales en su debido tiempo. Les dio miedo ejercer la máxima responsabilidad de un gobierno de proteger la vida, aún de la misma desidia de sus propios habitantes. Ahora, con los contagios encima, los hospitales sin capacidad de atención, fallecimientos de seres queridos por una situación que se pudo evitar. Fácilmente se lavarán las manos ensangrentadas diciendo que fueron los propios habitantes quienes no se cuidaron. Así, estimado lector, es usted quien enjuiciará mejor si sus gobernantes decidieron correctamente, si fueron omisos, permisivos prefiriendo culparle de contagio, de perder a un ser querido por su propia falta o de agradecerle por no haber actuado y decidido ejercer la facultad para la que fue electa.

Salida

  1. Hoy, el presidente ha injerido en las elecciones del siguiente año sin que se visualice sanción alguna por parte de la autoridad. No es correcto ni deseable que suceda, pero ya nadie se sorprende. En esto sí decide el gobierno intervenir; en el cuidado de la salud, usted ya sabe, es mejor culpar a lo que sea y a quien sea, menos asumir su negligencia y responsabilidad.
  2. En Colima, se declaran listas las opciones políticas para que los ciudadano decidan qué clase de gobierno desean: uno que destroza, divide, soberbio y que propone gobernar con rencor o uno que proponga soluciones y unidad para superar las adversidades.
  3. Estimado lector, desde este espacio, agradezco de corazón por acompañarme en estas reflexiones durante el año que casi concluye. Es momento de guardarnos, cuidarnos y estar orando por que a todos nos vaya bien en el siguiente año. Que la paz, la salud, prosperidad y la felicidad sean presentes en sus hogares. Esta columna también descansará hasta el siguiente año. A todos ustedes ¡felices fiestas y feliz año 2021! anticipado.