Pese al despliegue militar, 3 de 6 rutas de tráfico en Chiapas son disputadas por el Cártel de Sinaloa y CJNG

0
foto ilustrativa

CN COLIMANOTICIAS

Chiapas.- Caminos vacíos, destinos turísticos desolados y negocios cerrados, son algunas de las consecuencias que ha dejado en Chiapas la disputa que mantiene los cárteles de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación por el control de tres de las seis rutas detectadas para el trasiego de drogas, personas, armas y mercancías desde Guatemala.

El despliegue de elementos del ejército mexicano y la Guardia Nacional se ha enfocado en la región centro del estado, por donde cruzan las rutas que se disputan los grupos delictivos, aunque la Secretaría de la Defensa Nacional tiene ubicadas otras tres vías, por el Pacifico, el Golfo y una marítima.

MILENIO recorrió parte de estas rutas, donde a pesar del despliegue militar, la población está aterrada ante la estela de violencia que se ha vivido en las últimas semanas, con autos y viviendas calcinadas, asesinatos, desapariciones, reclutamiento y desplazamiento forzados.

Un espejo de agua color azul ultramar se esconde detrás de los frondosos árboles. Desde la orilla, se pueden ver los peces nadar libres, mientras el cielo es cubierto por cortinas de aves. Este balneario natural de 350 hectáreas está ubicado en la frontera entre Guatemala y México. El Problema: los lagos de Colón quedaron atrapados en la disputa de los cárteles y nadie los ha visitado en semanas.

Precisamente aquí comienza México y se puede apreciar el problema que atraviesa el turismo chiapaneco; con restaurantes y hoteles vacíos, tiendas sin mercancías y comunidades enteras que optaron por el silencio como método de protección.

La ruta avanza sobre Frontera Comalapa, La Trinitaria, Comitán, Amatenango del Valle, Teopisca, San Cristóbal de las Casas, Chiapa de Corzo, Tuxtla Gutiérrez y desemboca en Ocozocoautla, Veracruz.

“Combatimos a todos los cárteles, no tenemos pactos”, sostiene Rosa Icela Rodríguez

“Aquí no han llegado, solo se escucha, de noche hay muchas balaceras”, dice María Isabella mientras, sentada en un petate, lija una jarrita para servir café que ella misma preparó.
Es Amatenango del Valle, una comunidad de alfareros y elotes dulces, que ya es víctima indirecta de esta disputa por la ruta, que ya dejó rastro, y ni siquiera se encuentra en la frontera con Guatemala.

“Están muy complicadas las cosas, no viene mucha gente a comprar. Llegaba mucha gente, muchos turistas de otros lados, la gente llegaba a comprar mucha artesanía”, recuerda María.

El único “pecado” de esta localidad de trabajadores del barro y pigmentos orgánicos fue formar parte de una ruta criminal, en la que según la SEDENA, tendrían presencia los cárteles del Pacífico o de Sinaloa, el de Jalisco Nueva Generación, un grupo local llamado Los Huistas y varias facciones de la Mara Salvatrucha.

Mientras, Amatenango del Valle ya prepara sus cazuelitas para esta embestida, con esperanza de que la feria del barro chiapaneco, a realizar en noviembre próximo, pueda llamar de nuevo al turismo y al comercio, si es que el crimen no llega primero.

“Hemos escuchado a pueblos vecinos, los que ya son frontera con México y Guatemala, escuchan los ruidos, pero aquí todavía la inseguridad no está todavía”, agrega Juan Pedro López, artesano de esta comunidad.

La segunda ruta inicia también en Frontera Comalapa y La Trinitaria, y en Comitán se desvía con dirección al Istmo, sigue por Tzimol, Las Rosas, Venustiano Carranza, Amatal, Chiapa de Corzo y Tuxtla Gutiérrez, para terminar en Tapanatepec, Oaxaca.

Y la tercera ruta del centro, avanza desde San Cristóbal de las Casas, atraviesa San Juan Chamula, Larrainzar y Pueblo Nuevo Solistahuacán hasta llegar a Pichucalco, Tabasco.

De manera paralela, la Sedena identifica tres rutas más; La del Pacífico que Atraviesa desde Hidalgo, Tapachula, Huixtla, Mapastepec, Pijijiapan, Tonalá y Arriaga, continua hacia Oaxaca; la del Golfo, que avanza desde Benemérito de las Américas, continúa en Ejido Chancalá, Francisco I. Madero, La Unión, Bajadas Grandes y Palenque hasta llegar a Catazajá, Tabasco.

Y finalmente se establece una ruta marítima por el pacífico, empleando lanchas Go Fast y también se ha detectado la llegada de aeronaves que terminan en Chiapas, procedentes de Centroamérica.

Denuncian reclutamiento y desapariciones

A la ecuación de violencia fronteriza, se suma el reclutamiento forzado, el desplazamiento y la fuerte base social que se ha tejido en la región, denunciado desde la misma sociedad civil.

“Comunidad enteras están obligadas a pertenecer a estos grupos, viven ahí, y mucha gente inevitablemente tiene que sumarse a las marchas o los desaparecen, hay denuncias, ejecuciones que no se reportan, por supuesto que es innegable que estos grupos han permeado en estas comunidades, dentro del territorio de Chiapas que son parte de estas estructuras delincuenciales”, explica Luis Abarca González, coordinador de la ong comité Digna Ochoa.

Con información de Milenio