MITOS Y MITOTES

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SEGUNDO AÑO DE PEÑA NIETO

Por:  Florencio Llamas Acosta

El sociólogo alemán Niklas Luhmann afirma que “podrá predecirse una crisis de legitimación solo si aparecen expectativas sistémicas que no pueden ser satisfechas con la masa de valores disponible o, en general, con recompensas conformes al sistema. En su base hade encontrarse, entonces, una crisis de motivación, o sea, una discrepancia entre la carencia de motivos, experimentado por el Estado y los sistemas de formación y de profesiones, y la oferta de motivación generada por el sistema sociocultural”.

Esta cita me permite abordar el momento en que el Presidente de la Republica llega a su segundo año de gobierno, después de un primer año exitoso   donde pudo concertar una transición tersa del mandato presidencial con Felipe Calderón del PAN y de  lograr acordar con las tres principales fuerzas políticas del país las reformas estructurales que para el gobierno considera necesarias para el desarrollo de la nación como son la Educativa, de Telecomunicaciones, Laboral, Energética, Político-Electoral, de Competencia Económica, Financiera, Hacendaria, de Transparencia, la Ley de Amparo y el nuevo Código de Procedimientos penales Enrique Peña Nieto  llega a su segundo año admitiendo que no está satisfecho con lo que ha logrado su administración y se  dijo, que será perseverante para conseguir que el proceso de transformación en que se encuentra el país, por la implementación de las reformas estructurales, se traduzca en beneficios directos para los bolsillos de las familias mexicanas.

En este contexto  Peña Nieto  se encuentra en decreciente popularidad ante la opinión pública que cuestiona los resultados de sus reformas  y con programas sociales que no  logran revertir la percepción crítica de la población hacia su desempeño, dicho por Luhmann expectativas sistémicas de los mexicanos que no han podido ser satisfechas por el gobierno. Una encuesta del periódico El Universal, menciona que la popularidad del mandatario cayó al 41% en noviembre desde el 46% en agosto, mientras que la desaprobación subió de 45 al 50 por ciento. Una causa fundamental es el caso de Ayotzinapa que busco ser minimizado por el gobierno federal y delimitarlo localmente y  que por su  inadecuado manejo político y mediático  ahora se ha convertido en una bandera alentar el malestar social, para golpear y desacreditar a este gobierno.

Sin lugar a dudas este hecho de la desaparición de los 43 jóvenes normalistas evidencian también la forma en que amenaza la presencia del crimen organizado a nuestro sistema de seguridad y como corrompe estructuralmente al sistema político y administrativo.

Con este ambiente adverso el ejecutivo federal entra en su tercer año con el reto de revertir esa percepción negativa de su gobierno y enfrentar las elecciones intermedias del 2015 donde el voto ciudadano puede castigar o premiar los resultados de este gobierno.

En Colima viviremos estas elecciones intermedias  y sin lugar a dudas el contexto nacional  podrá ser un factor que ayude o dificulte a los candidatos ganar la confianza de los electores, veremos cómo esta variable jugará en los resultados de la próxima elección, ¿le alcanzará el tiempo al gobierno federal para revertir esta tendencia?, ¿O usted cómo lo piensa?

 

 

 

*Maestro en Ciencia Política y Administración Pública. Catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Colima.

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