MIS PALABRAS TIENEN PODER

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Rincón de la Conciencia

Por: Antonio Valdés Mejía

Anoche vi una película que aunque no es nueva toca un tema de actualidad y me dejó reflexionando acerca de la falta de responsabilidad e inmadurez que tenemos al hablar, si al hablar.

  • La película se llama “A Thousand Words”. Trata de un hombre que de una forma o de tiene cierto vínculo con un árbol y cada que el dice una palabra, esté donde esté o por el medio que sea, el árbol muere poco a poco y se le cae una hoja, él al darse cuenta de esto ve que al árbol solo le quedan poco mas de mil hojas y al quedarse sin la última hoja él también morirá.

¿Qué hacemos con nuestras palabras? ¿Qué tipo de palabras usamos todos los días? ¿Qué tanto edificamos o destruimos a los demás con nuestras palabras? ¿Desconocemos lo que decimos? 

  • La lengua tiene poder de vida y muerte. Santiago dice que si alguien nunca falla en lo que dice, es “una persona perfecta”, capaz también de controlar todo su cuerpo. La lengua es un pequeño miembro del cuerpo, pero causa tremendos problemas. Las relaciones suelen terminar por causa de cosas que se han dicho o no se han dicho. La gente pierde trabajos, causa conflictos y malentendidos y pasa vergüenza, todo a causa de un pequeño órgano: la lengua.
  • Ningún hombre puede domar la lengua, para eso necesitamos de la ayuda de Dios. El rey David oró a Dios que pusiera un centinela o un guardia en la puerta de su boca. También oró que las palabras de su boca y la meditación de su corazón pudieran ser aceptables a los ojos de Dios. David sabía que Él no podía controlar su boca sin la ayuda de Dios, y nosotros tampoco podemos.
  • Deberíamos evitar todas las palabras ásperas, duras e injustas. Jesús dice que debemos tomar su yugo sobre nosotros y aprender de Él, que es amable, manso y humilde, no áspero, duro, cortante ni apremiante. Una lengua amable con su poder sanador es un árbol de vida, pero la lengua insidiosa deprime el espíritu. Hasta el tono de nuestra voz es importante, porque revela la condición de nuestro corazón.
  • Podemos decir palabras que sanen o palabras que hieran; podemos edificar y construir o desalentar y derribar. Las palabras son estuches de poder y acarrean poder sea positivo o negativo. ¡La decisión es nuestra! Las palabras son semillas que sembramos y con seguridad darán una cosecha en nuestra vida. Quienes consienten su lengua, deben comer el fruto de sus palabras, sea para vida o para muerte.
  • Una de las cosas que deberíamos esforzarnos por hacer es pensar antes de hablar. No debemos precipitarnos a hablar, pero ¿cuántas veces decimos algo y luego pensamos: “Oh, yo no quería decir eso”?. Pero ya es demasiado tarde, porque las palabras ya están haciendo su trabajo. Te recomiendo, empezando por mí, hacer una cuidadosa reflexión de todas las palabras que decimos durante el día, a quien se las dijimos y cómo se las dijimos, y pidamos a Dios que nos ayude a domar la lengua.

¡Mis palabras tienen poder!

 

*Las opiniones expresadas en este texto de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles CN COLIMANOTICIAS.