TAREA PÚBLICA
Por: CARLOS OROZCO GALEANA
El fin de semana pasado la subsecretaria de Desarrollo Rural de SAGARPA, la colimense Mely Romero Celis, estuvo en la entidad e informó sobre un conjunto de programas que aplica la dependencia en la búsqueda de objetivos y metas que mejoren sustancialmente la actividad agropecuaria del país en las regiones más necesitadas de inversión, producción y empleo. Es un esfuerzo para recuperar dinamismo y garantizar la independencia alimentaria del país y el bienestar campesino.
En esta segunda década del milenio, vivimos claras expresiones del rezago del campo mexicano, en un paradójico paralelismo con el sorprendente desarrollo científico y de interconexión planetaria expresada en la fenomenología de la globalización.
Es claro también que las presiones de las organizaciones de los productores del campo, que en los últimos tiempos han generado tensión social, contienen en sí mismas un ingrediente político pues hubo 9 elecciones de gobernador el año pasado y en este 2017 hay tres, lo que potencia la situación actual de demanda de mejoras.
Un análisis del experto en problemas del campo, Álvaro Urreta, en la realización de un diagnóstico de México hacia el 2025, plantea que el detonador determinante está en la crisis estructural del campo, producto de décadas de desatención, agudizado en la actual coyuntura por la desgravación aduanera y la libre circulación de productos con nuestros dos socios comerciales principales, en un marco de profundas asimetrías en la certidumbre en la tenencia de la tierra, la infraestructura, el financiamiento, el desarrollo tecnológico y los subsidios a la producción. “También lo es que estas anomalías responden a situaciones contenidas en una realidad adversa a los hombres cuya vida está a disposición de la producción de alimentos, para que en este país existan condiciones de sobrevivencia y reproducción social”.
La pobreza ha venido acompañando a los campesinos en la vida cotidiana obligándolos a emigrar para sostener a sus familias. En ese trance hasta la vida pierden. El reto es mayúsculo para el gobierno federal, pues tiene que buscar incentivos, definir estrategias, apoyar resueltamente a productores, invertir mejor y generar empleos en los lugares de origen, todo esto es un marco de obligaciones insustituibles, y de paso impedir que por la pobreza se genere delincuencia.
Por eso son importantes los programas institucionales hacia el campo anunciados por la subsecretaria Mely Romero quien, a pesar de desempeñarse en una responsabilidad en el centro del país, mantiene nexos y hace acto de presencia en Colima en numerosos escenarios para verificar la aplicación de esos esquemas.
Me llamó la atención, particularmente, el anuncio que hizo de la inversión de 250 millones de pesos para apicultores. Conozco a algunos de ellos y a veces tienen cuesta arriba sus actividades o proyectos por carecer de buena economía y se conforman con lo que tienen. Si piensan en grande, no pueden. Mely tiene razón cuando afirma que la miel tiene un gran mercado y que puede potenciarse si hay respaldo económico oficial y voluntad de los productores para generar ganancias. Datos: México ocupa el tercer lugar como exportador de miel en el mundo ( 33 mil toneladas anuales ), y las ventas de este bien agroalimentario alcanzaron un valor superior a los 123 millones de dólares, lo que permite prever una exportación récord para este año. Esta es la importancia del producto. En Colima, dijo la subsecretaria, se capacitará a 1,500 mujeres en el tema apícola.
Por la alta posición de Mely en la estructura gubernamental, es vital que Colima siga recibiendo beneficios de sus gestiones y se apliquen, en colaboración con el gobierno local, todos los programas de SAGARPA porque así se modificará realmente el campo colimense y el del país. De suma en suma, habrá recuperación.