Juguemos a las muñecas

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Por: Jonás Larios Deniz*

En México los padres no son tan queridos como las madres, si bien son reconocidos y respetados, son ante todo, temidos. Nos cuesta expresar cariño hacia los padres y a ellos les cuesta recibirlo. Los padres se encuentran atados a las posiciones machistas que las religiones y las costumbres en nuestro país imponen a la figura masculina. La posición que sostiene que “los niños no juegan a las muñecas” o bien “los niños no juegan cosas de niñas” es la raíz de muchos de los problemas de nuestra sociedad y, en mi opinión, es también la causa que el día del se celebre sin la manifestación del cariño auténtico de los hijos.

Si nuestros niños, no solo las niñas, jugaran a las muñecas estaríamos en el camino de celebrar auténticamente felices días del padre. Los niños deberían jugar a las muñecas con sus padres y madres, con sus amigos, con niñas y con otros niños, todos aprendiendo a ser padres a través del juego con muñecas, de la misma manera que lo hacen las niñas. Recuerdo con nostalgia a Doris y Moni, las muñecas de mis hermanas Lucy y Judy. Eran una muñecas lindas, con zapatitos de plástico y vestidos con encajes y flores. Doris era rubia y Moni era morena, mis papás lo convinieron así para que mis hermanas no se fueran a pelear o a confundir, pero sobre todo para establecer responsabilidades, mis hermanas crearon un lazo y practicaron, a través del juego, el cuidado y la responsabilidad que ahora ejercen con sus hijos y sobrinos.

Me gusta la idea de educar en la inclusión, pero cómo podrá educarse un padre inclusivo si nunca jugó con muñecas. De acuerdo con las y los autores de la escuela nueva, el juego promueve la actividad, la libertad, el amor y la moral entre otros elementos valiosos para crecer como personas sanas. Froebel (1782-1852), Decroly (1871-1932), Montessori (1870-1952), Ferriere (1879-1960) y Freinet (1896-1966) sentaron las bases de la educación occidental del siglo XX; no obstante, los obstáculos del prejuicio impidieron que la educación de niños y niñas fuera igualitaria.

Para bien o para mal, la mercadotecnia ha logrado posicionar el día del padre en los bolsillos de los consumidores, ahora habrá que hacerlo en el ánimo de las familias.

Sé que hay padres queridos por sus familias, pero también sé que en la intimidad de las mismas se vive la amargura de jugar estereotipos injustos en donde los padres, casi siempre son malvados, agrios o fríos. El origen del día del padre se remonta a 1909 en el estado de Washington, en los Estados Unidos de Norteamérica donde Sonora Smart quiso homenajear a su padre Henry Jackson Smart, su intención original era reconocer el esfuerzo de un padre cuya esposa murió en el parto de su sexto hijo. Así, Henry Jackson tuvo que ser también madre. Imagino que con sus hijas e hijos aprendió a jugar a las muñecas.

Feliz día del padre y por favor, jueguen a las muñecas con sus niños para que aprendan a ser buenos padres.

 

* Profesor-investigador de la Universidad de Colima