Investigadores muestran que las plantas fabrican ‘dispositivos ópticos’ para atraer a las abejas

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CN COLIMANOTICIAS

Reino Unido.- Investigadores de Cambridge demostraron que las plantas pueden regular la química de la superficie de sus pétalos para crear señales iridiscentes visibles para las abejas.

Aunque la mayoría de las flores producen pigmentos que parecen coloridos y actúan como señal visual para los polinizadores, algunas flores también crean patrones tridimensionales microscópicos en la superficie de sus pétalos. Estas estrías paralelas reflejan determinadas longitudes de onda de la luz para producir un efecto óptico iridiscente que no siempre es visible para los ojos humanos, pero sí para las abejas.

Hay mucha competencia por la atención de los polinizadores y -dado que el 35 por ciento de los cultivos del mundo dependen de los animales polinizadores- entender cómo las plantas crean patrones de pétalos que agradan a los polinizadores podría ser importante para dirigir la investigación y las políticas futuras en agricultura, biodiversidad y conservación.

La investigación, publicada en ‘Current Biology’ por el equipo de la profesora Beverley Glover, del Departamento de Ciencias Vegetales de Cambridge, ha revelado que el patrón de los pétalos es más complejo de lo que parece. Los resultados anteriores indicaban que la deformación mecánica de la fina capa protectora de la cutícula en la superficie de los pétalos jóvenes en crecimiento podía desencadenar la formación de crestas microscópicas.

Estas crestas semi-ordenadas actúan como rejillas de difracción que reflejan diferentes longitudes de onda de la luz para crear un débil efecto de halo azul iridiscente en el espectro azul-UV que los abejorros pueden ver. Sin embargo, no se entendía por qué esas estrías sólo se forman en ciertas flores o incluso sólo en ciertas partes de los pétalos, informa Phys.org.

Edwige Moyroud, que comenzó esta investigación en el laboratorio del profesor Glover y ahora dirige su propio grupo de investigación en el Laboratorio Sainsbury, ha desarrollado el hibisco autóctono australiano, la malva de Venecia (‘Hibiscus trionum’), como una nueva especie modelo para intentar comprender cómo y cuándo se desarrollan estas nanoestructuras.

Este proyecto revela que existe una combinación de procesos que trabajan conjuntamente y que permiten a las plantas dar forma a sus superficies. La doctora Moyroud añade que “las plantas son formidables químicos y estos resultados ilustran cómo pueden ajustar con precisión la química de su cutícula para producir diferentes texturas en sus pétalos. Los patrones formados a escala microscópica pueden cumplir una serie de funciones, desde la comunicación con los polinizadores hasta la defensa contra los herbívoros o los patógenos. Son ejemplos sorprendentes de diversificación evolutiva y, combinando experimentos y modelos computacionales, estamos empezando a entender un poco mejor cómo las plantas pueden fabricarlos”, destaca.

Con información de Excélsior