¿HUMANISMO OBRADORISTA?

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Por José Díaz MadrigalLa enferma venía de Manzanillo, le habían diagnosticado un tumor en el estómago. Ella era una viuda que tenía únicamente dos hijos, uno de ellos con deficiencia mental. Hasta antes del aciago diagnóstico, había trabajado toda su vida atendiendo una tienda de abarrotes, que le dio para vivir y sacar adelante a su pequeña familia.Fue al principio  del año 2019, cuando el médico tratante le dió el resultado y nombre del cáncer maligno. La paciente no era derechohabiente del IMSS ni del ISSSTE. Fue canalizada al Hospital de Cancerología ubicado al sur de la ciudad de Colima. Con una reducida aportación de dinero, compró el Seguro de Gastos Médicos Catastróficos, era éste un agregado especial que ofrecía el desaparecido Seguro Popular.En aquellas fechas la señora fue atendida con eficacia en el hospital, el grueso de los gastos generados por la enferma, fueron absorbidos por el seguro especial que compró. La precariedad económica de la familia, no fue obstáculo para que recibiera una atención médica digna. Desafortunadamente el agresivo cáncer que padecía, estaba propagado a otras partes del cuerpo. Terminando por perder la batalla contra la perniciosa enfermedad.Pasado algunos meses, mientras se asentaba la administración obradorista, el ejecutivo federal tuvo la perversa idea de aniquilar el eficaz programa del Seguro Popular, llevándose de la mano en esta desaparición al Seguro de Gastos Médicos Catastróficos. Ahora ya no existe ni uno ni el otro, fue reemplazado por una ocurrencia del presidente,  El Insabi, que en la práctica nació muerto. En la actualidad surgió otro nuevo organismo de salud conocido como: IMSS-BIENESTAR, que no ha terminado de germinar sin tener bien definido su trabajo y sustento.Los verdaderos estadistas conservan una línea de acción entre el pueblo y gobierno que mutuamente se identifican por mantener y defender políticas exitosas que trasciendan las fronteras temporales de un sexenio. El Seguro Popular llevaba trabajando tres administraciones federales una tras otra, posiblemente hacía falta hacer algunos ajustes para mejorar su desempeño; pero no era necesario destruirlo. Actuando de esta manera, de mala fe, Lopez Obrador está lejos de pasar a la historia como brillante hombre de Estado, tal como su megalomania lo desea.La semana pasada el presidente se aventó la puntada de bautizar a su régimen como el movimiento del: Humanismo Mexicano. Entre varios puntos, destacó lo siguiente: El fin último del Estado es crear las condiciones para que la gente pueda vivir feliz, libre de miseria y de temores. Es fundamental desterrar la corrupción y los privilegios para destinar lo ahorrado en beneficio de la mayoría del pueblo y otro bastante conocido; Por el bien de todos, primero los pobres.Destilado y puro populismo, que tiene como fin engañar al público y mantener a su partido en el poder  una vez que haya terminado su período gubernamental; con políticas irresponsables y demagógicas. Vemos a un presidente que no le tiembla la mano en sacrificar el futuro de la población con un presente de éxito efímero y malvado.Como sociedad civil, corresponsable con el prójimo, en un asilo de ancianos atendemos a viejecitos en situación menesterosa. Lo hacemos porque son seres humanos, eso es humanismo. Les damos de comer, se les hacen dinámicas para el trabajo mental, los que pueden hacen ejercicio físico. Todos los gastos corren de parte de la feligresía del Santuario de San Juan Pablo II, como una especie de impuesto voluntario.Del mismo modo los impuestos obligatorios que los mexicanos pagamos al gobierno, no se ven reflejados en este caso, en mejorar los servicios de salud. Vamos como los cangrejos, pa’trás, ya no existe el Seguro Popular; los pacientes con enfermedades crónicas o incurables, ya no tienen ese apoyo. Ésta es la clase de humanismo obradorista que presume el presidente; despilfarrando el sagrado dinero del pueblo, en obras poco útiles; mientras tanto el pueblo padece la falta de atención en la salud y soporta a éste régimen del engaño, con su mal llamado Humanismo Mexicano.