HIDALGO EN COLIMA, MITOS Y VERDADES

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CULTURALIA 

Por: Noé Guerra

Los testimonios documentales ofrecen certezas para estructurar un acontecimiento y, en su caso, hasta para construir mejor a un personaje; pretender o hacerlo sin esos elementos, en el mejor de los casos, es especular, cuentear, mitificar, hacer leyenda sobre supuestos, mentir, aspecto en el que nuestra historia oficial ha sido pródiga. Que Hidalgo estuvo en la Villa de Colima cuando esta era Partido de la Intendencia de Valladolid es cierto y en ese sentido un importante episodio de su vida se rescata mediante las actas de matrimonio, casi quinientas y de bautismo, apenas media decena, que suscribió durante su estadía de ocho meses en esta entonces Villa en 1792, del 10 de marzo al 26 de noviembre.

A ese respecto hay un libro, “Miguel Hidalgo en Colima”, que en su momento recopiló Juan Carlos Reyes. Texto editado por la Secretaría de Cultura de Colima y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), por medio de Fondos del Bicentenario. El volumen contiene los documentos paleografiados por el propio Reyes Garza y que refieren el poco conocido periodo de cuando dejó la rectoría del Colegio de San Nicolás, en Valladolid (hoy Morelia) y que se hallan en el Archivo parroquial de Colima. Documentos que hay que decirlo, son eminentemente parroquiales y, por supuesto, no contienen información del pensamiento del denominado caudillo del movimiento de Independencia, aunque sí arrojan información sobre la población de la Villa de Colima en ese año, sobre todo de la migración y de las relaciones matrimoniales de sus habitantes.

Además de las actas matrimoniales y tres documentos bautismales, según el texto de Reyes Garza, entre lo recopilado hay un testimonio de que el cura interino de la Parroquia de Colima fungió como testigo en la compraventa de una hacienda (original que se encuentra en el Archivo Histórico del Estado). Otro aspecto del que con contundencia se puede afirmar, es el que refiere la amistad que él tenía con el subdelegado real Luis de Gamba y Gonzales, quien de hecho coincide en su designación con el nombramiento de Hidalgo y su estancia en la Villa de Colima, pero en contraparte no existe ningún documento que aporte más datos sobre esta relación. Lo apunto porque “consejas populares, rumores y leyendas locales” han difundido la especie de que la hija del funcionario virreinal Gamba y de su esposa Ana María Pérez Sudayre, era hija de Hidalgo, la cual, según se ha difundido, fue conocida como “La Fernandita”, por su supuesto parecido con el cura y bajo la hablilla de que este la protegió durante el levantamiento armado en sus episodios de Valladolid y Guadalajara en 1810.

Salvo rumores, a la fecha no se cuenta con un solo documento que pruebe o desmienta esos dichos. Como tampoco es seguro que fuera un “castigo”, como se ha difundido, el haberlo enviado a Colima. Lo que sí es seguro es que Gamba e Hidalgo se conocían desde Valladolid y que, como lo apunté, llegaron casi en las mismas fechas a la Villa de Colima, lo que hace probable que el propio Gamba lo haya invitado a venir, dado que coincidentemente también abandonan la Villa por las mismas fechas, Hidalgo se va para San Felipe Torres Mochas, del hoy Estado de Guanajuato, y De Gamba migra con su familia a la Intendencia de Guadalajara. En ese rescate documental de Reyes, hay que destacarlo, se encuentra la presencia del pueblo de Colima que aparece como una acuarela en la que se nos muestra en un lapso de ocho meses, periodo en el que de manera fehaciente no existe ninguna prueba de las presuntas adquisiciones hechas por el mismo cura durante su breve estancia en este lugar, como tampoco de su ideario político ni de sus convicciones.

Fue a partir de febrero -aunque según las actas firmadas por él, hay constancia de su presencia a partir del 10 de marzo de 1792-, cuando el obispo de Michoacán, Fray Antonio de San Miguel, lo nombró al bachiller Miguel Hidalgo, cura de la Villa de Colima, cuando este tenía la edad de 38 años y acá cumple los 39 el 8 de mayo de ese año. Así pues el volumen recopilatorio rescata y aporta certezas, da a conocer información de los registros autógrafos en los libros manuscritos del Archivo Parroquial de la Villa de Colima, mismos que sobreviviendo al imperdonable saqueo aun se conservan y resguardan en el templo de San Felipe de Jesús, conocido como El Beaterio, en los que además aparecen aspectos sobre los usos de la época, la gente de Colima, de dónde venía, quienes se casaban y con quién, cuál era su nivel social, parientes de quién, entre otros datos importantes que sin lugar a dudas vale la pena conocer y difundir.