Guillermo Ríos: Un Artista del Barro

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    Guillermo Ríos lo mismo elabora una figura de barro pequeña, estilizada, que una escultura monumental que forma parte de la identidad urbana del estado, ya que tiene obras grandes en glorietas de Tecomán y en Villa de Álvarez, la ya célebre figura de los “ Perritos Bailadores”, que en realidad, representa la transición del poder; esto es, la enseñanza, la transmisión del conocimiento del perro grande a su cachorro y no dos perros bailando, como comúnmente se cree.

    En la “Sala Colima” del Museo Universitario de Artes Populares, se aprecia parte de su vasta obra, como “  Guerrero con Caracol”; “ Vasija en forma de Calabaza”, entre otras en las que despliega su arte y creatividad con una profunda evocación del mundo antiguo indígena.

    Ha logrado tanta maestría en su oficio que incluso, en algún tiempo ha trabajado restaurando piezas arqueológicas de los vestigios encontrados en las tumbas de tiro y otros sitios del occidente de México. Es impresionante ver el trabajo, la perfección y la similitud que logra el maestro del barro, Guillermo Ríos Alcalá, oriundo de Jalisco, pero colimote de corazón, como el mismo se describe.
                         
    EL PRÓLOGO DEL ARTISTA
     
    Nos relata Guillermo Ríos en torno a sus inicios en este oficio que ha llevado a la categoría de arte: “Pues mire usted, este oficio lo empecé principalmente por insistencia de mi padre, cuando estaba chico como de trece años, yo todavía me iba al jardín a jugar canicas, trompos, rayuela y todo ese tipo de juegos, y no me interesaba nada el trabajar el barro, pero mi padre me insistió tanto que al ver su insistencia empecé a trabajarlo, él me insistía porque mi abuelita hacía ollas y cazuelas de barro para su uso doméstico, para su hogar nada más, pero no vendía.  Yo desde chico le decía abuelita dame una bolita de barro para jugar, a mi me gustaba hacer máscaras, pero no sabía ni como hacerlas, empecé con una teja, las tejas tienen forma dobladita, ponía la bola de barra y la extendía para que tomará la forma, y sobre ella empecé a hacer la figura humana que yo quería diseñarle en la superficie de la teja. De esa manera empecé, no me gustaba trabajar el barro y ahora me gusta hasta enseñar.
                          
    CHAPALA, TIERRA DE ARTESANOS

    “Soy originario de Chapala, Jalisco, tierra de artesanos, salí de esa ciudad antes de cumplir seis años, y yo viene a Colima en 1957 y ya que quedé establecido, y ya me siento de Colima. Bien colimote, de corazón y de residencia”.

    “La recreación de figuras antiguas surgió porque cuando mi papá se dedicaba a la agricultura, en la tierra encontraba todo tipo de figuras que nuestros antepasados tenían por costumbre hacer, en todo el territorio de Colima existen figuras que nuestros antepasados tenían por tradición, se dice que a sus muertos los enterraran con todas sus figuras de barro, y  cuando excavaban yo me fijaba como estaban las tumbas,  me llamaba mucho la atención las figuras que acompañaban a las tumbas, algunas figuras quebradas que había necesidad de restaurarlas y me enseñé también a restaurar, llegué e ser uno de los primeros restauradores de restos arqueológicos, de esa manera empecé a adentrarme, estudiando y preguntando a los lozeros como se trabajaba el barro porque mi papá no tenía nociones de cómo se trabajaba, yo solo logré hacer mi primer figura y de ahí en adelante aprendí aún más todavía”.
                          
    LAS MÁSCARAS

    “Las figuras que más me gusta hacer son las máscaras, no es fácil pero el artesano tiene algo entre si que supera todo lo que  hace, le pone todas las ganas a lo que está haciendo, por eso mi trabajo me sale igual. Las piezas de decoración no es lo mismo que otra pieza, va al gusto de la clienta, de las personas”.
    “En si, quiero decirle que mi trabajo yo lo hago con mucho cariño, con mucho gusto y parece que sale bien”.

    “Algunas piezas que yo he realizado se han hecho a gran escala, y han sido grandes esculturas, como por ejemplo hicimos la escultura de los “Perritos colimotes” o perritos bailarines, están en la glorieta, por la carretera a Comala, después con ese mismo molde se hizo otra escultura igual y se puso en la glorieta que está a la entrada viniendo de Coahuayana en Tecomán.
    Representan la transición de un poder a otro, del viejo al joven representado por un perro cachorro como que va tomar el mando, y el perro viejo lo está aconsejando, trasmitiendo las enseñanzas como lo hacían los patriarcas con los jóvenes que tomaban por primera vez el mando”.
                     
    SU TALLER EN EL MUSEO

    “Yo me inicié a trabajar en la Universidad de Colima, en el Museo de las Culturas Populares, , para rescatar lo que los indígenas hacían. Me invitaron y ya tengo 18 años trabajando en este museo, atiendo grupos de niños y adultos, todo el que quiere aprender viene aquí, y así comenzaron los talleres”.

    “Actualmente, imparto un taller, que  consiste en mostrar a los participantes todo el proceso para la elaboración de una pieza; es difícil que aprenda rápido, pero dándole todos los pormenores que lleva este trabajo, considero que con el instructor que soy yo y que está a su lado, viendo todos los detalles, es más fácil”.

    “Soy casado, tengo siete hijos, a mis hijos no les gustó trabajar el barro, y cada quien tiene su carrera. Para finalizar quiero decirle que con este oficio, me siento bien, me siento realizado, por medio de este trabajo he viajado a otros países como Estados Unidos, Canadá, hace tres años fuimos a Cuba a hacer conferencias con artesanos de ese país, y me gustó mucho la charla  que tuve con ellos porque cambiamos experiencias, técnicas, y todo ese proceso de trabajo que hacemos”.

    “Sigo haciendo figuras y como no tengo un comercio en grande, mi único trabajo es hacer y mostrar lo que se está haciendo aquí en la Universidad de Colima. Los talleres son cada sábado de 10 de la mañana a 12 del día, son cinco sábados. Y yo invito a todos aquellos que les guste trabajar con el barro, a que vengan a estos cursos”.

    Las reproducciones prehispánicas del artesano Guillermo Ríos que usted puede apreciar en la “ Sala Colima”, del Museo Universitario de Artes Populares son: “Aguador con cántaro”, “Un guerrero silbador”, “Un guerrero con caracol”, “un músico jorobado con caracol en mano”, “Perro echado con vertedera en el lomo” ; “Vasija en forma de calabaza sostenida por tres pericos”, “Músico parado tocando tambor con vertedera en cabeza”. En suma, cultura, tradición, saber acumulado, con los auspicios de la Universidad de Colima que cumple con la misión de tutelar lo mejor de las expresiones del espíritu y la cultura popular mexicana.