Goetze: “Es un momento indescriptible”

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FIFA.com

Brasil.-El pitido inicial desencadenó un torrente de emociones. Bastian Schweinsteiger lloraba desconsolado de felicidad, Manuel Neuer ondeaba una bandera alemana y Miroslav Klose lucía una sonrisa de oreja a oreja. La tarde del domingo en Río de Janeiro fue histórica. El mítico Estadio Maracaná fue testigo del cuarto título mundialista de Alemania, que derrotó 1-0 a Argentina en la prórroga. Por primera vez, una selección europea se coronaba campeona del mundo en Sudamérica, y todos querían a abrazar a un jugador en particular: Mario Goetze.

El joven talento, tan moderado siempre, estaba completamente fuera de sí. Y tenía motivos para ello. No en vano, su espectacular gol de la victoria en el minuto 113 de la final de la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014™ permitió hacer historia al combinado de Joachim Loew. “André [Schuerrle] me puso un balón magnífico. Lo controlé con el pecho y, no sé muy bien cómo, lo metí en la portería”, contó poco después a la FIFA en los pasillos del estadio. Daba la impresión de que todavía no se lo creía.

 

Un momento indescriptible 

Fue el momento en el que el joven de 22 años del Bayern de Múnich se consagró como astro mundial. Una genialidad suya había otorgado la cuarta estrella a Alemania. “Todo sucedió muy rápidamente, pero fue fantástico ver cómo se liberó el equipo y cómo seguimos luchando hasta el último segundo”, añadió Goetze. “Nos lo merecemos completamente, porque somos un grandísimo equipo. Es un momento indescriptible”. Goetze saltó al campo en el minuto 88 y acabó convirtiéndose en el Jugador del Partido Budweiser. Pero, por encima de todo, es ya un héroe eterno en su país natal.

“Me cuesta encontrar las palabras para expresar mis sentimientos. Lo que está pasando en el vestuario es indescriptible. Seguramente nos encontremos algo muy similar a nuestra llegada a Alemania”, explica Goetze, quien siente además un profundo orgullo por haber dado con su gol el título a la Mannschaft. “Creo que hemos jugado muy bien como equipo a lo largo del torneo. Todos y cada uno de los jugadores han hecho méritos para levantar esta copa. Es una sensación maravillosa para toda la gente de Alemania y para nosotros como selección”.

 

El equipo es la estrella

Historias como la del gol de Goetze en la final son las que han forjado la leyenda de Alemania en Brasil. Después de recibir algunas críticas en los primeros partidos y de perder su puesto en el once titular, el atacante se mantuvo como una de las piezas claves del entramado de Loew, porque siempre trabajó de forma óptima en pos del colectivo y su relación los fortaleció mutuamente. A la postre, la final no la decidió Miroslav Klose, el máximo goleador en la historia de la Copa Mundial, ni Thomas Mueller, autor de cinco dianas (como ya hizo en Sudáfrica 2010).

En una final en la que Sami Khedira tuvo que ser remplazado por una repentina lesión antes del pitido inicial, y Christoph Kramer, su sustituto, se viese obligado a abandonar el campo en el minuto 31, fue Goetze el autor del tanto decisivo de un conjunto que atesora infinitas cualidades. De este modo, el jugador del Bayern de Múnich demostró que, en Brasil, la estrella del cuadro alemán fue el equipo.

 

Fiesta hasta el amanecer 

“En un Mundial no se juega ni con 11 ni con 14 jugadores, sino con 23. La selección alemana había interiorizado esta filosofía. El espíritu colectivo ha sido nuestro secreto aquí en Brasil”, señala emocionado Wolfgang Niersbach, presidente de la Federación Alemana de Fútbol, en su entrevista exclusiva con FIFA.com: “No tenemos figuras de la talla de Lionel Messi, Cristiano Ronaldo o Mario Balotelli”.

El gol de Goetze, además, sirvió para inmortalizar una generación alemana capitaneada por Philipp Lahm y comandada por Bastian Schweinsteiger. La suya es ya una generación de oro. “Ganar el Mundial en el estadio Maracaná de Río de Janeiro es, sencillamente, insuperable”, destaca el propio Niersbach, que resume perfectamente lo que empezarán a asimilar los jugadores en las próximas horas y en los próximos días. Como muy tarde, se darán cuenta de su gesta cuando cientos de miles de aficionados los reciban en las calles de Berlín. Hasta entonces, Goetze y los suyos festejarán hasta el amanecer en Brasil.