¿DESACATO CONSTITUCIONAL?

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Por José Díaz MadrigalDon Ignacio Comonfort fue el presidente de México que convocó al Congreso Constituye para redactar la Constitución de 1857. Los grupos parlamentarios de aquella época, no difieren mucho de los actuales; se dividían entre conservadores y liberales, pero éstos últimos a la vez estaban repartidos en moderados y radicales. Aunque los radicales representaban un número menor, eran los más ruidosos o los más argüenderos, terminando por imponer sus ideas que se plasmaron en la carta magna. Ésta fue firmada en el Congreso de la Unión el 5 de Febrero de aquel año y, 3 días más tarde juramentada por Comonfort, sus ministros y los servidores públicos.Pasaban los meses y el gobierno no lograba afianzar la nueva Constitución en el ánimo popular. Distintos focos rebeldes se destaparon en contra de la Constitución en diferentes partes de la República. Con tal de apuntalar la Constitución, el presidente Comonfort reorganizó su gabinete con elementos que representaban el ala dura de los liberales, entre los que destacaba Benito Juárez en Gobernación; que un mes después éste salió electo para presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.El caso es que de plano a finales del 57 a Comonfort se le hizo bolas el engrudo, se le salieron del carril varios de sus secretarios que estaban en carteras importantes; éstos lo apremiaban a desconocer la Constitución en franco desacato constitucional. Erróneamente Nacho atiende esa sugerencia, provocando una crisis gubernamental que desembocó en la destructiva Guerra de Reforma, que radicalizó vengativamente a los liberales extremistas.Grata sorpresa dieron por estos días los magistrados del máximo tribunal de justicia de la nación, con la sentencia de no admitir el decreto obradorista, que ordenaba pasar la Guardia Nacional a  control de la Secretaría de la Defensa Nacional. Resulta grata para los mexicanos de buena fe, ya que deja ver la autonomía del Poder Judicial.Mientras existan los contrapesos para limitar los mandatos excesivos del Poder Ejecutivo y que estén fuera de la ley, se puede concluir que la Constitución y la democracia en nuestro país, no está enferma en su totalidad.La resolución sin duda es una derrota para el presidente, al cual no le gustó nadita echando pestes contra los 8 ministros de la corte que con su voto dieron carpetazo al decreto de Lopez Obrador.Los magistrados hicieron justicia a la letra, a la esencia de la Constitución; que es lo que en realidad ellos están obligados a cuidar. En uno de los párrafos del artículo 21 de la carta magna, menciona abiertamente, sin ninguna confusión o engaño; con diáfana transparencia, dice: Las instituciones de seguridad pública, incluyendo la Guardia Nacional serán de carácter civil; continúa más adelante el mismo artículo, la Guardia Nacional estará adscrita a la Secretaría de Seguridad Pública.La Guardia Nacional se formó en esta administración y el artículo 21, donde refiere a donde debe de pertenecer, se reformó en la legislatura pasada a propuesta del tabasqueño; que se aferra a no reconocer lo que él mismo propuso.Después de la sentencia del tribunal, el presidente dio indicaciones de que permanezca en el mando un general del ejército mexicano. Éste aunque es retirado, no deja de ser militar, cayendo en algún modo en conflicto con el artículo 21.A Comonfort se le hizo bolas el engrudo por desconocer la Constitución que había proclamado y jurado, terminando por ser depuesto. A Lopez Obrador también se le puede hacer bolas el engrudo por la insistencia del manejo militar en la Guardia Nacional, como dice el corrido de José Alfredo: aquí mi palabra es la ley. Sin embargo según algunos enfoques de criterio jurídico, esa terquedad del presidente le puede reventar en las manos por desacato constitucional.