Ciencia nuestra de cada día

0

Charlatanes

Por: Alfredo Aranda Fernández*       

Charlatanes. Existen de todo tipo, hasta los hay serios. Existen aquellos que en su afán por timar de manera prácticamente profesional, terminan convencidos de sus propias mañas y engaños. Desde luego existen los nefastos. Aquellos que sin escrúpulo alguno se aprovechan de ignorancia y desesperación para lucrar descaradamente con la ingenuidad y/o sufrimiento de los demás.

Hábiles para hablar y envolver, utilizan el lenguaje adecuado para cada situación. Dependiendo con quien hablen, podrían parecer eruditos. Si la persona que los escucha ignora temas científicos, el charlatán utilizará vocablos sofisticados entonados con maestría y provocación; si quien lo escucha está desesperado, sabrá cómo sonar reconfortante y lúcido. Si en cambio quien lo escucha lo descubre, se tornará de manera inmediata en víctima ofendida y a veces agresiva.

¿Cómo determinar si nos encontramos ante la presencia de una de estas magníficas expresiones de humanidad? A continuación presento algunas frases comunes que nos pueden ayudar para al menos sospechar de que nos están “cuenteando.” No todas son del mismo nivel: hay unas descaradas. Lo que sí es seguro es que nuestro amigo charlatán las utiliza, casi todas, en algún momento. Nota: algunas frases se contradicen, sin embargo no es problema para ellos, lo que importa es convencer, faltaba más:

“Hay un complot de un grupo muy poderoso que no quiere que sepamos la verdad.” “Lo que te ofrezco es una solución “natural,” sin efectos secundarios.” “Los científicos no están de acuerdo (luego siguen hablando para, cuando estés cansado de oír, finalizar con) y está probado científicamente;” “Einstein decía que (puedes poner lo que quieras para completar el enunciado).” “Los científicos o agrupaciones de científicos  no quieren que lo sepas, no quieren que participes; no lo he publicado porque la comunidad científica no acepta alternativas, se creen dueños de la verdad.” “Es que este descubrimiento cambiaría la economía del mundo y los grandes poderes no quieren, por eso no me hacen caso.”

Ante la solicitud de evidencia o fundamento de alguna de sus aseveraciones pueden decir “lo que pasa es que hay varios tipos de verdades y todas son válidas, no importa que no pueda dar evidencia de lo que digo.” “Si la ciencia se equivoca y ha tenido que cambiar, ¿cómo puedes saber que mi idea no será verdadera en algún momento?”

Algunos de los charlatanes que se encuentran dentro de las universidades (también los hay) se les escucha a veces decir cosas como “no he avanzado en mi carrera científica porque la comunidad y los sistemas de evaluación son muy rígidos y solo premian a algunas maneras de hacer ciencia.” “No, de verdad que si es bueno, hasta estuvo nominado para el premio Nobel.” “Lo que pasa es que a él no le interesan problemas abstractos, solo se dedica a problemas reales y que de verdad sirvan a la sociedad. Por eso lo castigan.”

Otra muy buena y común es la de casi cualquier frase que utilice la palabra “NASA” (estudió ahí, trabajó ahí, estudios realizados ahí, etc. Si utilizan esa palabra, tienen una probabilidad muy grande de que es puro cuento).

Otras típicas son “ya lo sabían los chinos desde hace 5000 años.” “Antes la gente vivía en armonía con la naturaleza.”  “Todo es energía.”

Cuando describen sus productos utilizarán mucha frases “sonadoras” y seguro incluirán algunas de las siguientes palabras (para dar fuerza o como ejemplo negativos): cuántico, estadístico, holístico, sanación, espiritual, alternativo, natural, orgánico, Hitler, Einstein, transgénico, cura (curación), energía, químico, vibraciones, cósmico, magnético, cristal, sensorial, relatividad especial, entropía, consciencia, genético, taquiónico, sabiduría ancestral, pirámides, etc.

Una precisión antes de que reclamen: existen personas que utilizan frases y palabras como esas y que no necesariamente son charlatanes. Existen personas que creen muchas cosas sin saber que son equivocadas y eso no las hace charlatanes. Por supuesto que no. La diferencia, y es una diferencia muy grande, consiste en que el charlatán trata de obtener algún beneficio engañando. El charlatán sabe que miente.

De todos el que más daño hace, a mi ver, es el académico. Ese charlatán que aprovecha el escaso nivel cultural científico de nuestro país y nuestras instituciones para fincarse como el gran científico, el gran investigador. ¿Cuánto daño hace al engañar estudiantes que pudieron haber superarlo y por su actitud más bien logró que lo adulen y teman? ¿Cuánto daño no ha hecho al obtener y utilizar recursos económicos en tonterías y por ende generar una impresión de inutilidad de la ciencia tanto en los tomadores de decisiones como en la sociedad?

Afortunadamente, creo, cada vez le es más difícil sobrevivir en ese ambiente. Poco a poco el número de científicos mexicanos (y extranjeros) trabajando en instituciones mexicanas ha ido creciendo. Somos muy pocos aún, pero vamos avanzando. La esperanza es que la sociedad pueda llegar a confiar en sus científicos y que éstos logren retribuir esa confianza y apoyo. Que los científicos de México logren contribuir al conocimiento universal, que logren contribuir a problemas locales y aplicados, que logren participar en la educación general de la población. Que logremos apropiarnos de la ciencia como algo de nuestra cultura.

 

twitter: @alfredoaranda

facebook: Fefo Aranda         

*Coordinador General de Investigación Científica de la Universidad de Colima.