CEMENTERIO DE EXTRANJEROS

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Por: José Díaz Madrigal.

Ese es el nombre oficial, como se le denominó a lo que por mucho tiempo se conoció como “El panteón de los gringos”. Ubicado en la esquina nororiente, que forman el cruce de la avenida Tecnológico y la calle Venustiano Carranza; en la zona norte de aquí de la ciudad de Colima. El próximo 7 de Enero se cumplen 170 años que entró en funciones.

Durante la primera mitad del siglo XIX, empezaron a llegar a Colima emigrantes de diferentes nacionalidades; dentro de los más numerosos, fueron personas venidas de Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y Francia.

Estos individuos arribaron a nuestro estado por diferentes causas, unos como ingenieros, otros comerciantes y otros más que llegaron como aventureros; que viendo la hermosura del lugar, habitado por gente pacífica y laboriosa; decidieron quedarse fijando su hogar entre el pueblo colimote.

Familias con apellidos tales como: Oldenbourg, Vogel, Brun, Gartman, Schmidt, Faist, Barney y Morrill entre otros apellidos; son descendientes de aquellos extranjeros que aparecieron en Colima en el siglo antepasado y echaron raíces.

Los primeros años de la década de los cuarenta de aquel siglo, ya eran tantos los extranjeros que se habían asentado, que hubo necesidad de pensar en un panteón con características propias de su lugar de origen. Por esa época había en Colima un cementerio al oriente de la ciudad, en una área que actualmente está, totalmente urbanizada; borrando así, cualquier indicio visible que ahí hubo un camposanto. Este se encontraba entre La calzada Galván, la colonia del Moralete y  San Pablo. Estuvo en servicio por alrededor de 50 años hasta 1883, en que se hizo el actual panteón municipal.

El ingeniero norteamericano Alberto G. Barney llegó a Colima en 1841, participó en la construcción y también fue superintendente de la fábrica de hilados y tejidos de San Cayetano; que entró en funciones el año siguiente. Los restos ruinosos de lo que fue aquella empresa, todavía se observan en el costado norte de lo que es la escuela Campo Verde.

Barney seguramente traía buena cantidad de dinero, puesto que compró casi la totalidad de potreros de la parte sur de San Cayetano; se hizo dueño de los predios que en la actualidad es el parque de La Campana, también donde estuvo La Comercial Mexicana y lo que ahora son las colonias: Liberación, Niños Héroes, Morelos, Pichoneras, San Rafael y Las Palmas.

Siendo propietario de tal cantidad de tierra, no debió haber sido problema para él, donar media hectárea aproximadamente; para hacer el referido cementerio de extranjeros, que duró funcionando por más de 90 años. Todavía existen fotografías de lo arbolado que estaba el lugar, circulado por un muro perimetral y una puerta de fierro. Dejó de recibir cuerpos humanos en 1944 quedando en el abandono total.

Cuando se empezó a urbanizar esa zona por los años setenta del siglo pasado, inicia el vandalismo del lugar; destruyendo prácticamente la totalidad del cementerio. Un presidente municipal se dió la tarea de encargar el trazo de un pequeño jardín, se dejaron restos de unos muros de piedra, cada pieza de esas piedras de las pocas que hay, se les puede apreciar que fueron labradas magistralmente; también se ven tirados por ahí, un par de capiteles de cantera rosada. De las antiguas lápidas solo se notan un par de cruces, una de ellas es una cruz de Malta, o cruz de San Juan; conservada casualmente en el peralte de un escalón que está justo arriba del resto de la única lápida, con el siguiente nombre: Juanito Morrill 1861-1872.

Este niño,  fue hijo del cónsul estadounidense; cuando había consulado aquí en Colima, Don Augusto Morrill. Que dicho sea de paso, este señor fue un industrioso hombre de negocios, dueño de una bien surtida botica y del rancho El Balcón, en Coquimatlán. Pues la losa de la tumba del niño Juanito, con su brevísimo epitafio; es lo único que queda como recuerdo de que fue un cementerio, precisamente en lo que hoy se llama Jardín del Recuerdo.

Han pasado muchas administraciones municipales desde que se hizo ese jardín. Desafortunadamente tiene mal mantenimiento, basura, grafiti, bardas caídas, poca iluminación.

Las nuevas generaciones no saben que hubo aquí en Colima un “Panteón de los Gringos”. En el estado de Hidalgo existe otro panteón contemporáneo a este de Colima, con la diferencia que allá si lo cuidaron y ahora es un atractivo turístico, con visitas guiadas en donde se les da explicaciones de las personas ahí sepultadas.

Será motivo de otra colaboración dominical, dar una reseña de una estatua de mármol de Carrara, que se colocó en ese lugar llamado Jardín del Recuerdo; pero que padece el mismo desamparo y abandono que la plazoleta del Recuerdo que la circunda.