CASORIO O VELORIO

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Por José Díaz Madrigal

-El doctor los atenderá en un momento, don Julio. -dijo una amable secretaria- mientras tanto puede pasar su hija al baño.Don Julio era un rústico e iletrado hombre de campo, padre de muchos hijos. Vivía en La Mesa Bonita, una bella ranchería rodeada de pinos y pinabetes, perteneciente al municipio de Coalcomán Michoacán. Bien conocido en éste pueblo puesto que por aquellos años de finales de los sesentas del siglo pasado; con frecuencia llegaba a vender ganando de su propio criadero o del que compraba para engordar y revender a compradores de Coalcomán.Tal como mucha gente originaria de aquellos rumbos, don Julio era un tipo noblazo, de aspecto físico corpulento, güero tostado por el sol, ojos zarcos, barbicerrado y manos velludas que parecía oso. Nunca asistió a la escuela, pero en cambio desarrolló una aguda viveza mental, que sumada a la virtud de hombre entrón para trabajar, se le consideraba ranchero ricachón.La más pequeña de sus hijas, una hermosa mujercita de alrededor de 17 años de edad; blanca, con esa blancura de mejillas chapeadas propia de los habitantes de tierras frías; tenía ojos azules y mirada pizpireta, labios sugerentes encarnados y risueños; la jovencita espigada y alta era realmente atractiva. Quizás por ser ella el sope del perro, la hija que llegó en la vejez; era la chiquiada de don Julio.Había llevado a su hija con el médico a Coalcomán, porque desde hace unos días -le dijo don Julio al doctor- la muchacha tiene basca. Por tal motivo fue la urgencia de entrar al baño, en cuanto llegaron al consultorio. Luego que el galeno se quedó a solas con la chica, le formuló algunas preguntas; además de practicarle un rápido examen de orina. Resultando positiva a la prueba de embarazo.Más tarde el doctor le explicó a don Julio: mire, su hija está embarazada. Para el viejo ranchero era un término por completo desconocido, así que la frase era totalmente nueva para él. Don Julio replicó asustado y pelando los ojos: ¿cómo “embrazada”? A ver “dotor” estipuleme despacito que significa esa palabreja. Si don Julio -respondió el doctor- echando mano del modismo campirano de aquel lugar, para llamar a las mujeres encinta; su hija está panzona. Al pobre ranchero se le razaron los ojos, le cambió el color de la cara; murmurando con voz entrecortada, casi en sollozo. Gracias “dotor” ¿cuanto le debo de la consulta?Años después, ya que había muerto don Julio, el responsable del embarazo de la joven -que resultó ser juerguista chancero- y por apodo le decían el bolillo, por güero regordete; platicaba en una rueda de amigos entre sorbos de Tequila y risotadas, la vez que su suegro fue a buscarlo para que respondiera por el “chistecito” con su hija.Mira bolillo -le dijo a quemarropa- en este asunto que nos ocupa, sólo hay de dos sopas, escoge la que tú quieras; hacemos CASORIO o hacemos VELORIO, elige lo que prefieras. ¿Y que respondiste? Pregunta uno de los guasones amigos, ¡ah valecito! Como eres tarugo, no ves que estoy vivo.