CAMBIO DE ESTAFETA

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

Tras el nombramiento del Cardenal Carlos Aguiar Retes como nuevo Arzobispo de México, el cardenal saliente Norberto Rivera Carrera se despidió de su diócesis el pasado diciembre a través de una carta en la que deseó a su sucesor “todo bien en el Señor, y que su ministerio episcopal sea fructífero para mayor gloria de Dios.” Afirmó que se lleva la satisfacción “de no haber permanecido mudo ante la violación de los derechos humanos y divinos y pidió perdón si lastimó a quien, aun sin querer, haya ofendido.”

Gran tarea la llevada a cabo por Don Norberto Rivera en esos 22 años. No le resultó fácil enfrentar tantísimos problemas, como los del asesinato del cardenal Juan José Posadas Ocampo, los casos de pederastia de algunos sacerdotes y los 55 homicidios contra estos en los últimos 15 años, entre otros. Nada menos este cinco de febrero, fueron ejecutados estando en servicio dos jóvenes sacerdotes en Guerrero.

Tuvo que lidiar, forzosamente, con funcionarios del régimen del más alto nivel que se molestaban por las críticas puntuales a las políticas oficiales y más concretamente contra la pobreza y la violencia generadas por el actual modelo económico que tiene poco o casi nada de humanitario pues se basa en la explotación de unos por otros, sin pizca de misericordia. 48 bancos se llevaron en 2017, del bolsillo de los mexicanos, 135 mil millones de pesos. Es equivalente, tal modelo, a una selva donde sobrevive el más fuerte. Los bancos, con su voracidad, contribuyen a la miseria y al crimen.

En su recorrido pastoral, Rivera Carrera defendió a ultranza las líneas generales de la doctrina cristiana, se opuso siempre al aborto, a los matrimonios entre homosexuales y defendió la dignidad humana. No es poca cosa esto. Sin embargo, sí se llevó numerosas críticas como hombre público que fue al frente de su iglesia, principalmente en el caso del controvertido Marcial Maciel, dirigente de los Legionarios de Cristo a quien supuestamente protegió sus crímenes.

Por cierto, el nuevo arzobispo Carlos Eguiar Retes  destacó en su primer discurso anteayer la necesidad de la reconciliación para superar algunos de los problemas sociales que golpean a los mexicanos: la injusticia, la inequidad y la violencia. “Nuestros problemas y conflictos como sociedad han crecido y el factor de la globalización los ha vuelto más complejos. Sin embargo, la voluntad y la disposición de generar proyectos para superarlos harán viables los caminos de reconciliación que tanto necesitamos en nuestra patria y de justicia para todos.”

Sin embargo, el cambio en nuestro país no llegará porque un líder carismático lo quiere, por decreto de un presidente o un congreso o porque el papa Francisco lo decida. Se dará si cada uno de nosotros se esfuerza con un sentido responsable a ser mejor persona. A aprender y ejercer los distintos valores que nuestros padres o los maestros nos inculcaron, y a falta de estas orientaciones, replicar hábitos que transforman a otros como personas cabales.

Hogar y escuela conjuntamente, y la sociedad en su conjunto por lo demás, han de entrelazarse y luchar por un objetivo común que nos acerque al buen vivir, nos estamos destruyendo por la ignorancia y la ausencia de una moral mínima.

Que los líderes religiosos cumplan sus deberes con puntualidad porque de un modo u otro, es muy valiosa su participación en esta hora nacional necesitada de la reconciliación y de buenos modelos de conducta.

Como comunidad universal, corresponde a nosotros en lo individual tratar y lograr ser cada vez mejores personas, este es el reto. No hay buenos gobernantes porque muchos de ellos proceden de familias inexistentes, donde no hay ni hubo amor, resquebrajadas. Tenemos que vivir nuestra fe religiosa al máximo y honrarla con actos generosos todos los días. A los que son católicos, les digo que   Cristo quiere una iglesia unida en el amor, solidaria, atenta a su tiempo, propositiva. Una iglesia orante, pero comprometida a la vez con los valores que Él nos enseñó.