ASPIRANTES, A LA BÁSCULA (Quien no cuida a los suyos, es incapaz de cuidar lo ajeno)

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TAREA PÚBLICA

Por: Carlos Orozco Galeana

Se han publicado varias  encuestas para averiguar  la aceptación que  en este momento tiene más de una docena de personajes interesados en gobernar Colima, y como era de esperarse, es el partido del presidente Amlo, Morena, el que marca la pauta. A escasos meses de las elecciones, el pronóstico terrorífico para el Pri es que podría ser relevado de palacio de gobierno y enviado hasta a un tercer lugar de la contienda.  

El Pri se desplomó en el ánimo de los votantes la elección pasada  y camina lentamente hacia una gran derrota según alertan algunos dirigentes y militantes suyos, pero dará pelea. Ningún precandidato al gobierno entusiasma a sus militantes. Pero al campeón no se le puede menospreciar. El panorama le pinta muy cuesta arriba. Son otros tiempos los de hoy,  de más madurez ciudadana, de más crítica, de comunidades mejor informadas.  

Colima no vive como Macondo (Aracataca) en tiempos de la niñez del padre de  Gabriel García Márquez, pero sin embargo pocas cosas pasan aquí; las obras buenas, las que cambian la vida para bien, han escaseado. Puros parchecillos  allá y acá, vialidades destruidas, trasporte público deteriorado, homicidios y feminicidios al por mayor, desempleo, cierre de empresas, deuda pública creciente, falta de respeto a derechos humanos, diputados chanchulleros, pandemia, violencia y muerte  y, por estos días, agobios económicos y mucho miedo porque la cifra de muertos  va hacia arriba. Se especula  que llegará a los 700 o más fallecidos en Colima. Peor escenario no puede haber para nosotros.

Y para colmo, se acerca la renovación del poder y con ella el revuelo, tener la obligación, ahora sí y por enésima vez, acertar en el cometido. Gasto enorme de dinero, presencia de inversionistas extraños en las campañas mal rastreadas por el INE.   No  vale equivocarse en junio siguiente, amigos lectores, nos dolerá el alma seis años si erramos en la elección de quien debe gobernarnos.  

Requeriremos  elegir a un gobernador de tiempo completo,  a uno que se la rife con nosotros, que ofrezca la cara siempre, que permanezca cercano a todos, que no se esconda  ante los problemas, que sepa  escuchar a la gente como lo hacía Gustavo Vázquez,  y que  tenga la dignidad de hacerse a un lado si no puede con el paquete. Que escoja en su gabinete a gente eficaz, honorable y leal a los ciudadanos, no  a personeros infames, a amigotes chanchulleros y abusivos que solo buscan su beneficio. Y lo esencial: que tenga calidad moral para que su autoridad sea respetada. Un gobernante que ignora o trata mal a los que debe servir, que miente y engaña, desafía la necesaria estabilidad social y política y  cava la tumba de su propio partido.   

En el universo de aspirantes a la gubernatura que los medios citan, hay individuos que repetirán en su propósito. Allá ellos si les va como en feria, advertidos están.   Hay uno por lo menos que es muy cuestionado y su presencia en el escenario  electoral sorprende a muchos. Sigue sintiéndose predestinado a gobernarnos a pesar de su exigua calidad moral. Le darán duro otra vez. 

Los hay también bisoños pero  populares, si, pero que no ofrecen garantía de que si son electos harán buen gobierno. Ya desde hoy nos hacen temblar por el color  verde limón que  los caracteriza. Colima no está para experimentos. Hay también quienes se treparon a la ola  Amlo y  argumentan que los colimenses les piden sacrificarse seis años por ellos. Pamplinas. 2021 no es 2018 ni 2015. Habrá sorpresas gordas. 

Colima requiere  un gobernante con sensibilidad político- social,   y perfil moral íntegro. Un líder genuino.  Y a la vez, la cualidad que es inevitable pedir: honestidad. Si, honestidad para que los ciudadanos tengan confianza en que el gobierno no se convertirá en  cueva de Alí Babá y los 40 ladrones. Necesitamos un gobierno limpio como el ejercido por Carlos de la Madrid o Leonel Ramírez García ( 2 meses). “Ya estamos cansados de tanta pinche tranza”, le oí decir al presidente López Obrador hace unos días en una conferencia mañanera. Así decimos en Colima también.  Seguro que el presidente está, como nosotros,  desesperado por ver  corrupción donde quiera que pone los ojos.  

No olvidemos echarle un vistazo a los antecedentes de cada uno de los aspirantes,  los públicos y los familiares. Encontraremos cosas que nos harán pensar.  Es muy importante que quien aspire a  gobernador (a) tenga  credenciales de ser buen esposo (a) y padre o madre ejemplar, porque si se ha vivido en el desorden familiar, si no ha cuidado a los suyos no podrá cuidar lo ajeno, no se podrá gobernar un estado con el necesario equilibrio emocional, tal como opinó en tal sentido  el obispo  Gilberto Balbuena Sánchez cuando se refería a los gobernantes fallidos.  Gobernantes que viven en el desorden emocional y  no se encuentran a sí mismos solo generan  crisis, pesimismo y situaciones de bancarrota. 

Por último, apunto que en las democracias avanzadas los ciudadanos se protegen como sociedad y antes de hacer postulaciones a cargos políticos presionan a los partidos políticos a prescindir de  aspirantes que no tengan calidad moral. Es un cernedero como  funciona esa autoprotección colectiva.

Usemos un cernedero también nosotros. Pasemos por  la báscula de la honorabilidad, llegado el momento, que para mí ya llegó,  a quienes dicen que quieren servirnos.  Seguro que varios saldrán reprobados por sus pésimos antecedentes..